Al igual que los seres humanos, si no obtienen suficientes nutrientes, puede afectar su productividad y la calidad del alimento que producen.
Los nutrientes esenciales son 17, entre los que se pueden mencionar, a modo de ejemplo, los siguientes: nitrógeno, fósforo, potasio, azufre, calcio, magnesio, boro, zinc, hierro. “Estos nutrientes serán utilizados por la planta para producir el grano, el fruto, las hojas y todo aquello que en definitiva será nuestro alimento o el de los animales, o fibras o combustibles”, comenta la ingeniero agrónomo Ma. Fernanda González Sanjuan, gerente ejecutiva de Fertilizar AC.
Los nutrientes en general se encuentran en la naturaleza, pero muchas veces en cantidades deficientes, o en formas que la planta no puede aprovechar, o simplemente no están presentes en el espacio que la planta puede explorar. Si estos nutrientes esenciales no se encuentran disponibles, la planta produciría menos alimentos y de menor calidad.
La forma o el vehículo a través del cual podemos asegurar el suministro de estos nutrientes presentes en la naturaleza en tiempo y forma para que las plantas puedan absorberlos, son los fertilizantes.
A nivel mundial, los fertilizantes explican más del 50% de la producción de alimentos. Es decir que, sin ellos, no generaríamos alimentos suficientes para la población actual. “Gracias a los avances en la tecnología de fertilizantes, los cultivos hoy reciben una nutrición más adecuada y eficiente, y pueden producir incluso en áreas con suelos de poca calidad. Es por eso que los fertilizantes contribuyen a la sostenibilidad de la seguridad alimentaria y por ende a nuestro futuro”, agrega.
En Argentina, el uso de fertilizantes se ha consolidado siendo hoy una tecnología indispensable, pero aún su utilización no es suficiente y extraemos más nutrientes con las cosechas que los nutrientes que aportamos con los fertilizantes. Es decir, estamos consumiendo nutrientes del suelo que, al no reponerlos, generan su deterioro.
En este sentido, desde Fertilizar AC recalcan la importancia de acompañar el uso de esta tecnología junto a la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas (BPAs) aplicando las 4 R de la nutrición de cultivos: fuente correcta, dosis correcta, en el momento apropiado, la forma y lugar de aplicación adecuados.