Sólo en algunas zonas puntuales las precipitaciones colmaron las reservas y hay lagunas en campos planos y anegamientos en los bajos. Las zonas afectadas comprenden un 5% del área cultivada con soja. Algunos de estos cuadros debieron ser resembrados por pérdidas de planchado, asfixia y damping off (complejo fúngico de suelo). El cultivo de soja de primera se califica en un 47% como muy bueno y en un 37% en excelente condición. Con escasos lotes emergiendo y pocos cuadros en plena floración, el estadío fenológico se concentra en períodos vegetativos (60%) e inicios de floración (33%). Se están realizando los controles con herbicidas post-emergentes para malezas, principalmente para gramíneas. En muchos casos se incluye en la mezcla insecticidas para el control de bolillera cuya población comienza a crecer paulatinamente. Bolillera y rama negra, principales enemigas de la oleaginosa, a diferencia de la campaña pasada, esta vez se encuentran más controladas pero mantienen en alerta los monitoreos. También se observan otros insectos de menor relevancia como Megascelis, Loxostege y en menor proporción medidora y cortadora. Las enfermedades también van marcando su paso, pero por el momento sin necesidad de control. La excesiva humedad y las lluvias ayudan a la propagación de mancha ojo de rana en variedades susceptibles y Septoria (mancha marrón). Además, los vientos fuertes causaron daños en los tejidos foliares y favorecieron la aparición de bacteriosis.
Se sembró el 85% de la soja de segunda. Las labores fueron intermitentes por las lluvias y la excesiva humedad de suelo. Hay buenas emergencias pero también hubo necesidad de resiembra por anegamiento en relieves bajos o en lotes con la napa cerca de la superficie. La excepción es la zona de Villegas donde las lluvias no fueron tan abundantes como se necesitan para mantener óptimas las condiciones de humedad. (GEA)