Los arrozales generan el 11% del metano del mundo

En su último informe, el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) que colabora con la Organización de las Naciones Unidas (ONU)alertó sobre el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) a niveles sin precedentes, a pesar de los esfuerzos por reducirlas. Sólo el cultivo del arroz emite el 11% de gas metano del mundo. De allí la importancia de las estrategias de reducción en las que trabaja el INTA, que serán presentadas en INTA Expone NEA, que se realizará del 27 al 29 de junio, en Posadas –Misiones–.

La producción nacional de arroz se concentra en el noreste argentino –Corrientes y Entre Ríos–. En Corrientes se siembran alrededor de 100 mil hectáreas cada año. Se trata de un cultivo anual que se desarrolla bajo inundación permanente durante la mayor parte del ciclo. Y, “es esa descomposición anaeróbica de la materia orgánica de los arrozales annegados lo que produce escapes de metano”, detalló Susana Maciel –especialista en emisiones de gas metano en sistemas agrícolas del INTA Corrientes–.

“Reducir las emisiones y lograr altos rendimientos, es posible con un correcto manejo del cultivo”, aseguró Ditmar Kurtz, uno de los autores de la investigación quien además afirmó que “según el manejo, los lotes más productivos emiten menos metano”.

De acuerdo con los investigadores, las menores emisiones de metano (CH4) en el cultivo del arroz se obtienen mediante un manejo de labranza convencional, siembras óptimas a mediados de octubre y con 10 días de desecamiento de los suelos. Estas estrategias de reducción se suman a las que indican un inicio del riego a los 10 días de la siembra, con lámina de agua de 10 cm, fertilizaciones adecuadas y sobre suelos franco-arenosos.

Las mayores emisiones de CH4 están asociadas a ciclos de duración del cultivo más largos que no incluyen el desecamiento de los lotes. “Sin embargo, –aclaró Kurtz– el desecamiento también libera oxido nitroso (N2O), con un potencial de calentamiento superior al del metano”.

Asimismo, se determinó que los dos picos de máxima emisión durante el crecimiento del cultivo son en el inicio de la floración –la actividad metabólica más intensa por parte de la flora bacteriana productora de gas metano– y el inicio de la maduración –cuando la planta libera compuestos orgánicos que son aprovechados por las bacterias metanogénicas como nutrientes para la producción de metano–.

Mitigación: buenos resultados a corto plazo

Para Maciel, “es importante reducir las emisiones de metano ya que se trata de un gas que no es captado por otros procesos bioquímicos –como el caso del dióxido de carbono que es captado por las plantas para su proceso de respiración– y permanece en la atmósfera alrededor de unos 12 años con un poder de calentamiento 23 veces mayor al CO2”.

Por su parte, Daniel Ligier, especialista en gestión ambiental del INTA Corrientes, explicó que el gran desafío del sector arrocero consiste en “reducir las emisiones netas de metano, al tiempo que aumenta la producción para satisfacer la creciente demanda de alimentos en el mundo”.

En referencia al logro, Ligier explicó que “conocer el aporte individual de GEI, le permite al productor optar por aquellas opciones ambientalmente más amigables, transformándose así en una herramienta de diferenciación de la producción primaria de arroz”.

“Los productores arroceros cuentan ahora con una herramienta validada que les permite evaluar su contribución individual al calentamiento global y les permite realizar, o combinar, las opciones de manejo más apropiadas para minimizarlo”, subrayó el técnico.

Dime qué suelo tienes y te diré cuánto gas emites

Las mediciones realizadas en varios países indican que existen grandes variaciones temporales de los flujos de CH4 que dependen del tipo y de la textura del suelo, como así también de la aplicación de materia orgánica y de fertilizantes minerales, del clima y de las prácticas agrícolas como las formas de riego.

De acuerdo con un trabajo realizado por Maciel, los arrozales de tierras altas –que no se anegan y, por lo tanto, no producen cantidades significativas de CH4– representan el 10% de la producción mundial de arroz y el 15% de la superficie dedicada a este cultivo. El resto, corresponde a zonas anegadas, que incluyen al arroz de regadío, al de secano y al de aguas profundas.

“Las máximas emisiones se producen al inicio de floración y cuando comienza la maduración, sin diferencias significativas entre los tratamientos, es decir, que el CH4 se libera a la atmósfera tanto por la planta, como por el suelo desnudo”, explicó la técnica de Corrientes.

Los ecosistemas correntinos dicen presente

Reunidos en la estación “Caminos del Taragüí”, los cuatro ambientes más destacados de Corrientes –malezal, esteros, espinal y llanura arenosa– formarán parte de las temáticas dedicadas al Ecosistema Correntino de INTA Expone NEA. El espacio reunirá, del 27 al 29 de junio en Posadas, Misiones, todo el aporte del organismo a la región.

Con entrada libre y gratuita, la novena edición de la muestra agropecuaria no comercial más grande de Latinoamérica dará una segunda vuelta por el noreste argentino, para representar en 13 hectáreas a los sectores productivos de Misiones, Corrientes, Chaco y Formosa.

Organizada en tres grandes ambientes: la Selva Paranaense, los Ecosistemas correntinos y el Parque chaqueño y bajo el lema “Ambiente, cultura y desafíos”, INTA Expone exhibirá innovación y procesos de agregado de valor en origen para diferentes estratos productivos, con la mirada puesta en el desarrollo territorial. (INTA)

 
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