Ya antes de los años 50 Brasil mostró sus primeros trabajos con control biológico en los cuales, a través de un enemigo natural, se controlaban otras plagas dañinas para los cultivos.
“Hay resultados en Brasil con esta técnica desde hace mucho tiempo, sin embargo recién ahora hay varias empresas comercializando productos, porque el mercado comenzó a buscar alternativas en momentos en que los agroquímicos solos no alcanzan para dar solución a todos los problemas de los cultivos”, gráfico Guillherme dos Reis Vasconcelos, que pertenece al Centro de Investigación y Extensión en Control Biológico del Centro Universitario de Patos, en Mina Gerais.
El investigador realizó un taller sobre la temática en el 11° Encuentro Nacional de Monitoreo y Control de Plagas, Malezas y Enfermedades. En su ponencia abordó con retrospectiva los más de 70 años de trabajo en control biológico que viene realizando su país, hasta llegar al estado de situación actual donde 10 millones de hectáreas de cultivos extensivos se encuentran bajo tratamiento biológico combinado con agroquímicos. Gran parte del cultivo sobre el que se interviene es caña de azúcar, llegando a representar la mitad de las hectáreas bajo tratamiento.
Dos Reis Vasconcelos aclaró que el manejo integrado de plagas (MIP) supone un conjunto de medidas para mantener las plagas por debajo del nivel daño económico y es una práctica más abarcativa que el control biológico aislado, con lo cual se requieren conocimientos y formación, “Como hito tenemos que ya en 1988 se llevó a cabo en Brasil el Primer Simposio Nacional de Control Biológico. Se siguió avanzando hasta encontrar soluciones más representativas en cultivos comerciales; por eso en 2003 conseguimos implementar con un sólo agente el control biológico de Spodoptera en maíz, exclusivamente biológico, sin uso de tecnologías Bt y sin uso de químicos”, resaltó.
La foto de hoy muestra a un Brasil con más de 30 empresas que comercializan productos biológicos. Según los números del mercado el consumo de agroquímicos aumentó allí un 700% en los últimos 40 años, al tiempo que la agricultura creció sólo el 78%. “Para el 2008 Brasil era el mayor consumidor de pesticidas del mundo con 20 mil millones de reales/año en consumo”, remarcó Dos Reis Vasconcelos. “Y sólo con control biológico en caña de azúcar, el uso deTrichogramma galloi permitió una ganancia de 197 millones de reales al año”, indicó.
Ahora bien, Dos Reis Vasconcelos no habla de una práctica separada, sino que -por el contrario-propugna la importancia de trabajar con los químicos. “La integración entre control biológico y transgénicos se fue delineando hacia 2013, cuando las empresas comienzan a percibir que los cultivos Bt perdían efectividad luego de 3 años a campo. Ahí comenzaron a buscar la integración con los biológicos, y llevó a que actualmente, de los 10 millones de hectáreas bajo este tipo de control, 2 sean de cultivos de granos”.
El control biológico es destacable en dos ámbitos: por un lado reduce la cantidad de aplicaciones, con lo cual se beneficia el medio ambiente, al tiempo que se reducen drásticamente los costos por tratamientos. “En el Estado de Paraná, en control biológico de soja con Trichogramma, las aplicaciones de insecticidas para orugas y chinches se bajaron de 5,6 en áreas convencionales, a 2,2 en áreas con control biológico”, apuntó Dos Reis Vasconcelos.
Finalmente, el investigador también se refirió a lo rápido que las multinacionales químicas comienzan a entrar en el negocio con grandes capitales, tal es el caso de Novozymes, Syngenta, Basf y Bayer que hacia 2013 compraron plantas de biológicos en Brasil, anticipando un mercado que se prevé muy atractivo para los próximos 5 años. “Para el 2020 se estima que los ingresos por control biológico en Brasil coincidirán con los ingresos por control químico”, apuntó.