La oleaginosa termino la semana pasada bajista en el mercado local, mientras que en el mercado externo de referencia el comportamiento fue mixto. Mientras que la posición más cercana en CBOT se ve sostenida por la escasez actual de poroto en Norteamérica, los contratos más diferidos cayeron ante la presión de las excelentes perspectivas para la nueva cosecha estadounidense.
La suba de precios del contrato septiembre en Chicago se disparó con la notable suba experimentada por la harina de soja, que impulsó el margen bruto de procesamiento de las fábricas llevándolas a un aumento de las bases ofrecidas para la compra de soja en el mercado disponible norteamericano.
La siguiente posición que se negocia en el mercado de futuros de CBOT ya corresponde al vencimiento noviembre, en plena época de cosecha norteamericana. La expectativa de una cosecha récord, que se ve ratificada día a día por reportes de rindes y muy buenos pronósticos climáticos, presiona su precio a tal punto que el spread septiembre/noviembre en el segmento sojero alcanzó durante la semana su máximo histórico.
Al respecto, el día viernes se dieron a conocer los resultados del ProFarmer Tour, recorrido que se realiza anualmente por los siete principales estados productores de EEUU que, combinados, representan el 62% de su producción nacional de soja. Según los mismos, el rinde promedio del cultivo alcanzaría los 30,50 qq/ha, dando lugar a una producción total de 103,74 millones de toneladas, en línea con lo que proyectaba el USDA a comienzos de este mes.
En el marco bajista que le da el contexto internacional, la soja en la plaza doméstica no detiene su caída. Desde que se diera inicio formalmente a la nueva campaña el 1ro de abril la Pizarra perdió un 4% de su valor en pesos y un 9% si se toma su valor en dólares, de acuerdo al tipo de cambio comprador del Banco Nación. En efecto, para las operaciones realizadas el día jueves en nuestro recinto el precio promedio ponderado para el segmento disponible de acuerdo a la Cámara Arbitral de Rosario resulta de $ 2.405/ton, o u$s 289,90/ton.
En la semana que pasó, las ofertas abiertas nunca llegaron a los $ 2.500/ton que aún pretende el sector vendedor y al cual está dispuesto a desprenderse de una mayor cantidad de mercadería. Con ello, el volumen de negocios fue muy moderado con sólo algunas operaciones de fijación y lotes que buscaban asegurar el valor de su mercadería ante el riesgo devaluatorio.
En este marco, si bien se presupone que la oleaginosa volverá a ganarle terreno al maíz en los planes de siembra, el panorama luce muy distinto a lo que era hace apenas dos años. La combinación de estos menores precios con una notable suba de los costos pone en jaque la actividad productiva, especialmente en tierras arrendadas cuando este esquema de producción representa nada menos que alrededor de un 70% del total.
De acuerdo a una nota difundida por Reuters los precios de arrendamiento de campos sojeros para el próximo ciclo comercial en zona núcleo rondan los 16 a 18 quintales por hectárea, cuando el rinde promedio según un reciente estudio de GEA es de 31 quintales. En otras palabras, prácticamente la mitad de la producción se iría solamente a pagar el alquiler.
El panorama agrícola global se va haciendo cada vez más definido, y no en un buen sentido. Los márgenes de producción actuales no llegan siquiera al nivel mínimo para esquivar la pérdida de dinero en gran parte del territorio nacional, obligando a una detallada revisión de las cuentas para asegurar la sustentabilidad de este sector clave de la economía nacional.
Autora: Emilce Terré
BCR