Las encuestas manifiestan una caída que es disruptiva para el sector, ya que el cultivo ha crecido año a año durante los últimos 9 ciclos y la caída interanual sería de un 30% para la región núcleo y un 21% a nivel nacional.
Entre varios factores negativos, aparte de la chicharrita que impone la necesidad de sembrar en forma temprana, está el miedo a la falta de agua durante la implantación. Por ello, se analizó las lluvias del mes de setiembre para la región central y que es lo que ha cambiado con la última proyección de los organismos internacionales para los meses claves del maíz y la soja en Argentina.
Para analizar las lluvias de septiembre de los últimos 4 años, es importante tener en cuenta que para la región núcleo el promedio de lluvias mensuales está en torno de los 50 mm. En el oeste las lluvias van de los 20 a 30 mm y en el este, sobre todo en el área bonaerense, los valores trepan hasta los 60 y 70 mm.
2020: “en las lluvias del último fin de semana de setiembre, Buenos Aires volvió a ser la gran ganadora, recibió lluvias por encima de los 50 mm. Santa Fe y Córdoba en cambio volvieron a tener “un nuevo revés que se suma a casi un semestre de déficit hídrico”
2021: “Después de un inicio generoso en setiembre, la dinámica atmosférica no logró aprovechar la alta disponibilidad de humedad. Tampoco octubre arrancó como se esperaba”
2022: “Setiembre termina con muchas localidades —con récord o casi récord— de falta de lluvias, sobre todo en el norte bonaerense. En promedio, la región núcleo recibió 13 mm cuando debería haber recibido como media estadística de casi 50 mm, o sea llovió casi una cuarta parte”
2023: “Falta por sembrar el 50% del maíz temprano en la región. Los suelos están más secos ahora que hace un año en esta pre-siembra maicera”.
El año pasado, con un escenario de “Niño fuerte”, las lluvias cumplieron con las estadísticas en el centro de la región pero no en el resto. Y saliendo de 3 “Niñas” consecutivas se marcó más que nunca la falta de agua en los perfiles a la siembra, como comentaban los ingenieros del área.
Lo que se observa es un temor más que justificado por parte del productor a la falta de agua en septiembre en un año dónde los márgenes no incentivan a tomar mayores riesgos y se le suma el problema del spiroplasma. El productor ha entendido muy claramente que significa sumar a todo esto la posibilidad de una “Niña”. Pero cada “Niña” es distinta e impacta de diferente manera y la última actualización muestra un cambio de comportamiento favorable para el maíz, ya que hay un retraso significativo en la aparición de “La Niña”. (BCR)