El contexto macroeconómico de 2018 ha sido complejo para la actividad porcina. El precio de los capones, muy dependiente del mercado interno y del balance entre oferta y demanda local, tuvo poco recorrido, mientras que, por el lado de los costos, la devaluación impactó fuerte particularmente sobre gastos de alimentación y otros insumos altamente dolarizados que requieren las granjas.
Los cuatro tipos de establecimientos analizados en este informe, granjas de 250 y 500 madres, con niveles de eficiencia alto (3.536 kilos/madre/año) y bajo (2.563 kilos/madre/año) que operan en una localidad del sur de Córdoba, obtuvieron márgenes negativos en el mes de septiembre (descontando todos los costos, incluso las amortizaciones), con pérdidas mensuales de entre $0,8 y $9,1 por kilo producido.
Sin embargo, si se observa la variación intermensual, comparando lo sucedido entre agosto y septiembre de este año, la coyuntura luce un poco más alentadora y se vislumbra un posible cambio de tendencia. Por primera vez en el año, en el último mes los costos subieron menos que los ingresos: 13% vs. 16% respectivamente.
Además, en octubre los precios de capón porcino han seguido subiendo mientras que no así los valores de los granos y las harinas, por lo que es muy probable que los ingresos le hayan vuelto a ganar a los costos en este mes, confirmando la tendencia hacia la recuperación de los márgenes de la actividad.
Las granjas de producción intensiva de porcinos han operado con márgenes neutrales (sin generar un excedente que compense costo de oportunidad y riesgo del inversor) o directamente negativos (sin poder recuperar amortizaciones ni todos los gastos de funcionamiento en los casos más adversos) durante lo que va de 2018.
El contexto macroeconómico ha sido complejo para la actividad. El precio de los capones, muy dependiente del mercado interno y del balance entre oferta y demanda, tuvo poco recorrido, mientras que, por el lado de los costos, la devaluación impactó duro particularmente sobre gastos de alimentación y otros insumos altamente dolarizados que utilizan las granjas.
Retomando cuatro situaciones consideradas en anteriores Documentos del IERAL1, que se corresponden a establecimientos de 250 y 500 madres, con niveles de eficiencia alto (3.536 kilos/madre/año) y bajo (2.563 kilos/madre/año), que operan en una localidad del sur de Córdoba, las estimaciones indican que septiembre fue otro mes de márgenes netos negativos, con una pérdida de entre $0,8 y $9,1 por kilo de capón, siendo el primer caso el de la granja de mayor escala y eficiencia, y el último, el de 250 madres y eficiencia baja. Nótese qué significativas son las diferencias de márgenes según eficiencia de las granjas.
En el acumulado de los 9 primeros meses los márgenes de granjas de alta productividad se ubican entre +$0,4 por kilo para el establecimiento de menor escala y +$2,0 por kilo para el de 500 madres. Por su parte, los establecimientos de baja eficiencia acumulan pérdidas de entre $2,5 y $4,7 por kilo en los tres primeros trimestres del año.
Ahora bien, setiembre, si bien todavía se mantuvo en terreno negativo, mostró un incipiente cambio de tendencia, que es muy probable se haya consolidado en octubre. Desde otra perspectiva, el peor mes para las granjas ha sido, hasta ahora, el mes de agosto.
Las amortizaciones constituyen un componente importante en el costo total, con una participación que se encuentra entre el 11% y el 14% del total, según el tipo de granja.
Si se excluyen las mismas de los cálculos, es decir, si se asume que los establecimientos no consideran la reposición del capital físico depreciado, el resultado de las granjas de elevada eficiencia vuelve a ser positivo, independientemente de la escala. Esto es, los establecimientos más eficientes obtienen un excedente luego de cubrir la totalidad de las erogaciones monetarias, aunque el mismo no alcanza para reponer el desgaste del equipamiento y las instalaciones. Por su parte, los de baja eficiencia no solo se encuentran “comiéndose el capital” en los últimos meses, sino que además no cubren parte de los costos monetarios. En el análisis que excluye las amortizaciones se observa claramente el quiebre del mes de agosto.
Si se compara la evolución de ingresos y costos entre septiembre 2017 y septiembre de este mismo año, se entiende rápidamente el deterioro de los márgenes: mientras que los ingresos de las granjas subieron un 45% interanual, los costos totales hicieron a un 94-97%, evolución explicada en gran parte por el alimento, que subió un 124% i.a., teniendo una participación de entre el 62% y el 70% en el costo total. Solo dos de nueve ítems de costos que se monitorean habrían crecido a menor ritmo que los ingresos (mano de obra y sanidad).
Mientras que si se compara lo sucedido entre agosto y setiembre de este año, la coyuntura luce un poco más alentadora, y se entiende el posible cambio de tendencia antes comentado. Sucede que, por primera vez en el año, en el último mes los costos subieron menos que los ingresos: 13% vs. 16% respectivamente. Fueron cuatro de nueve ítems de costos los que crecieron por debajo del ingreso, entre ellos el de mayor incidencia, el alimento.
En octubre los precios de capón porcino han seguido subiendo mientras que no así los de los granos, así que es muy probable que los ingresos le hayan vuelto a ganar a los costos en este mes, confirmando la tendencia hacia la recuperación de los márgenes de la actividad.
Fuente: IERAL