El enfriamiento del Océano Pacífico ecuatorial disminuyó considerablemente, asumiendo un estado neutral levemente frío. Paralelamente, el Océano Atlántico Sur se calentó debido al avance hacia el sur de la corriente marina cálida del Brasil, mientras la corriente marina fría de Malvinas retrocedió hasta casi desaparecer. Este proceso fue potenciado por la descarga de aguas calientes, procedentes de la alta cuenca de los grandes ríos Paraná y Uruguay, que vierten su caudal en el río de La Plata. Esta recombinación de factores invirtió la marcha del clima. El área agrícola de latitudes medias, previamente afectada por la sequía, pasó a experimentar un racha de precipitaciones abundantes, que se extendió a lo largo de Abril, reponiendo las reservas de humedad de los suelos, aunque al mismo tiempo, entorpeció la cosecha de los cultivos de verano.
Contrariamente, el área cercana al Trópico que, hasta Marzo, venía siendo beneficiada por precipitaciones abundantes, experimentó una racha seca, que obstaculizó la siembra de los cultivos de invierno. De mantenerse esta combinación de factores, la campaña 2018/2019, podría desarrollarse en un escenario climático mucho más cercano a lo normal que el registrado durante la campaña precedente.
El régimen de lluvias tomaría un nivel cercano a su promedio histórico, aunque mostrando fuertes perturbaciones perturbaciones. Lo mismo sucedería con el régimen de temperaturas que, pese a algunos rumores sobre un posible invierno riguroso, apunta más bien a un nivel benigno, que no afectará significativamente la actividad agrícola ni la salud humana.
Debido a que se atraviesa la transición entre la campaña agrícola 2017/2018, que termina, y la campaña agrícola 2018/2019, que está comenzando, la tendencia positiva descripta , todavía no se encuentra firme, y podría sufrir ajustes positivos o negativos. En particular, debe tenerse en cuenta que, el fenómeno de “La Niña”, que fue uno de los principales factores que se hicieron sentir durante la campaña 2017/2018, no se disipó, sino que migró hacia el Hemisferio Norte, donde viene afectando a los cultivos de invierno en los EE. UU. y manteniendo una tendencia firme en los mercados agrícolas. Si este impacto en los EE. UU continuara y, posteriormente, impactara sobre los cultivos de verano de ese país, estaría indicando el riesgo de que “La Niña” mantenga su actividad en el Hemisferio Norte y, en la primavera próxima, retorne con fuerza al Hemisferio Sur, volviendo a perturbar la marcha del clima.
La temperatura del Atlántico es otro factor cuya evolución todavía no puede darse por firme. El presente calentamiento se debe en parte a la descarga de aguas calientes aportada por los grandes ríos de la Cuenca del Plata, pero este proceso irá en disminución hasta alcanzar su mínimo valor hacia el mes de Agosto, por lo que su persistencia no puede asegurarse. Por lo tanto, aunque la tendencia actual es positiva, habrá que continuar monitoreando la evolución del clima, hasta tanto su signo e intensidad se estabilicen
Autor: Ing. Agr. Eduardo Sierra Especialista en Agroclimatología