La actual campaña de girasol (2014/2015) no fue de ninguna manera una empresa fácil. El año comenzó con excesos hídricos en la mayoría de los lotes –con vastas zonas anegadas, lo que dificultó las labores y prácticas agrícolas– y atravesó también momentos de sequía durante enero y febrero. A pesar de ello, con un manejo planificado que incluyó el uso de híbridos CL de alto rendimiento, barbechos anticipados y control de plagas, productores como Mariano Viva, de Vireyes Agropecuaria, y Sergio Muise, de Estancias Bellamar, obtuvieron excelentes resultados.
Bellamar, híbridos CL y labores anticipadas
En el sur de la provincia de Buenos Aires se encuentra la Estancia Bellamar, desde donde Muise relata que la campaña en esa región comenzó afectada por las precipitaciones acumuladas. Durante 2014 tuvieron lugar lluvias de mucha intensidad desde mediados de febrero y se prolongaron hasta la primavera. “Durante 2014 cayeron 1.464 milímetros, lo que constituye el mayor registro del establecimiento desde 1946 (el promedio histórico en Bellamar es de 920 milímetros anuales)”, explica Muise, a lo que agrega: “Ese fue nuestro principal problema. La superficie agrícola del establecimiento se redujo en un 10 por ciento debido a la formación de lagunas donde no las había”.
Atentos a estas circunstancias, en Bellamar procedieron a realizar los barbechos con anticipación para controlar malezas a partir del otoño. Eran lotes destinados a cultivos de gruesa (maíz, girasol, y soja de primera). “La estrategia nos permitió llegar con lotes limpios hasta un mes antes de la siembra de girasol y maíz. Luego, en septiembre, realizamos un barbecho corto”, relata Muise. El objetivo era comenzar la siembra de girasol a partir del primero de octubre, pero las precipitaciones, la falta de piso y el exceso de humedad retrasaron las labores, que comenzaron el 15 de octubre y finalizaron el 14 de noviembre.
“Utilizamos híbridos priorizando el potencial de rinde, alto contenido de materia grasa y la tolerancia al desgrane. Se destacaron por sobre otros materiales el SYN3970 CL de Syngenta, por su alto potencial de rendimiento y porcentaje de materia grasa. Se trata de un híbrido que habíamos probado en la campaña 2013-14, donde probó sus ventajas. Fue el híbrido que tuvo mayor rinde y el que más se destacó por su contenido de materia grasa. Esta campaña tuvo el mismo comportamiento; en los lotes costeros rindió 3.900 kilogramos por hectárea, con contenidos de aceite de entre 56% y 57%. En los lotes ubicados sobre la ruta provincial 88, el rinde fue menor (entre 3.000 y 3.200 kg/ha), debido a que se trata de lotes con menor potencial. Además, sembramos SYN4070 CL, también recomendado por Syngenta, con características similares al anterior, pero de ciclo un poco más corto. Es un material rindió muy bien (3.848 kg/ha en la costa) y su contenido de aceite fue de 55%”, detalló Muise.
Al describir su estrategia para el control de malezas, Muise comentó: “En años anteriores manteníamos una proporción de 50 por ciento de híbridos convencionales y otro 50 por ciento de CL. Sin embargo, esta vez sembramos el cien por ciento con híbridos CL. Gracias a ello, este año no tuvimos problemas de malezas y vimos girasoles muy bien sembrados, con rápido crecimiento y surcos bien cerrados”.
En cuanto a las plagas, además de isocas, se presentó el habitual problema de babosas y bichos bolita debido a la acumulación de rastrojos de cosecha en esta zona. El trigo es el cultivo por excelencia y deja un rastrojo muy voluminoso, que se degrada muy lentamente y genera un ambiente húmedo, propicio para el desarrollo de estas plagas. Por ello se realizaron monitoreos previos a la siembra para determinar la densidad poblacional y controlarlas para ver si superaban su umbral. Para su control se utilizaron cebos a base de metaldehído. En enfermedades, a su vez, se observó roya blanca y algo de Sclerotinia, y se detectó Verticillum en algunos lotes.
“El resultado final sobre 874 hectáreas sembradas con diversas marcas e híbridos fue de 3.240 kilogramos por hectárea. Entre los más destacados pueden mencionarse los lotes de SYN4070 CL, con 3.848 kg/ha y un porcentaje de materia grasa de 55,6%; y lotes de SYN3970 CL con 4.160 kg/ha y 56,9% de materia grasa, lo que superó con creces nuestras expectativas iniciales”, relata Muise. “Como si fuera poco, la cosechadora los sacó limpitos: entre 1% y 2.1% de cuerpos extraños”, añade.
Vireyes: planificar manejo y utilizar híbridos de alto rendimiento
En el camino que separa a Mar del Plata de Necochea pueden encontrarse los cultivos de girasol de Vireyes Agropecuaria, a cargo del productor Mariano Viva, una zona donde la campaña también comenzó con excesos de agua en el invierno y lotes saturados a la siembra. No obstante se implantaron 800 hectáreas de girasol alto oleico con siembra en dos momentos: la primera, a partir del 10 de octubre, para los mejores lotes; mientras que más tarde se completó el trabajo en el resto de los lotes.
Como es habitual, la zona se presentó con presencia de babosas y bichos bolitas, plagas que fueron controladas con cebos tóxicos en pre-siembra o pre-emergencia para cuidar los nacimientos, puesto que se implantan con densidades de entre 50 y 60 mil plantas por hectárea. Con respecto a las malezas, su tendencia fue el reemplazo de híbridos convencionales por híbridos CL para facilitar su manejo, sobre todo en un año “complicado” por falta de piso. En general, se buscó anticiparse con las aplicaciones antes de llegar a una alta infestación de malezas, para aprovechar la residualidad de los herbicidas. Se trató de evitar aplicaciones con pronósticos de noches frías para evitar fitotoxicidad en el cultivo.
“Este año hicimos una apuesta muy importante al híbrido SYN3965 CLHO, con un 75% de la superficie implantada con ese material alto oleico. El 25% restante de la superficie se implantó con SYN3950 CLHO. Los dos híbridos superaron nuestras expectativas de rinde y no presentaron problemas de enfermedades. El promedio de rindes para SYN3965 CLHO fue de 32 gg/ha en el total de la superficie, al igual que para SYN3950 CLHO, con picos de rinde cercanos a los 40 qq/ha. En cuanto a la calidad de la producción hubo muy buenas bonificaciones por materia grasa y buen porcentaje de aceite alto oleico, de entre 82 y 84%”, explicó Mariano Viva, de Vireyes Agropecuaria.