Lo digital cambió todo, desde un libro que antes leíamos en papel y ahora en un dispositivo, hasta un cheque que antes depositábamos en el banco y ahora es un e-cheq. Y no hay dudas de que la digitalización en el agro está siguiendo un camino similar.
El especialista fue entrevistado recientemente en el podcast AgroEvolución, en el que sostuvo que “en la agricultura la digitalización es un proceso que ya arrancó y que cada vez avanza a mayor velocidad”.
Angeli dice que es importante que las herramientas digitales y los componentes AgTech en el campo solucionen problemas, respondan preguntas, sean simples y agreguen valor.
En esa línea ha ido, por ejemplo, la robotización del ordeñe en los tambos, que cambiaron completamente ese negocio, indica.
El área de innovación que tienen dentro de la Unidad de Investigación y Desarrollo del Movimiento CREA ha concluido que la relación costo-beneficio es lo más relevante para adoptar o no una tecnología.
CREA tiene hoy más de 2.000 productores de punta que están intercambiando información permanentemente, tratando de ser cada día mejores, y desde la entidad usan herramientas digitales también para capturar los datos de percepción y expectativas que tienen sus miembros sobre distintos temas.
Además, lo hacen para recoger la información que generan los grupos y así poder luego responder preguntas más técnicas sobre temas agrícolas, ganaderos o lecheros. “La digitalización en el agro nos ha dado una gran potencia para poder recolectar más cantidad de datos, de manera más rápida y mejor”.
De esa manera, sacan conclusiones pero, además, generan información que está a disposición de toda la red.
Las regiones del Movimiento CREA que hace más tiempo que hacen agricultura, que tienen más y mejor maquinaria, y que además cuentan con sistemas para generar información, capturarla y analizarla, son las que más utilizan la agricultura de precisión.
Pero hay mucha variabilidad interna dentro de cada región. Hay campos muy distintos incluso dentro de una misma zona. Algunos son muy parejos y encuentran menos valor en las herramientas digitales y componentes AgTech, mientras que otros tienen alta variabilidad y ven en ellas un aliado importante.
“Eso tiene mucho que ver con el rol del ingeniero agrónomo, el operario o quien sea que está a cargo del sistema”, dice Angeli.
El rol del humano cambia frente a estas nuevas tecnologías aplicadas al agro, desde el operario que maneja un tractor, que ahora, con el piloto automático, debe estar atento a temas nuevos, hasta el tambero, que deja de poner las pezoneras en las ubres de las vacas y ahora mira otras cuestiones del rodeo.
Pero también hay cambios en toda la cadena de personas que trabajan vinculadas al sistema productivo, como el contratista, el dueño del campo o el propio asesor, que deja de pensar las cosas más operativas y debe reinventarse para usar el tiempo que tiene en temas más estratégicos.
“Este es uno de los grandes desafíos que nos plantea la digitalización”, considera el experto.
La digitalización en el agro puede ayudar también a acercar puntos de vista entre la gente del campo y algunos miembros de las sociedades más urbanas que critican lo que se hace en el sector.
En realidad, ya lo está haciendo, porque permite contarle a quien quiera, y en detalle, los datos que se generan en el proceso productivo.
“En CREA venimos desarrollando una plataforma que se llama Gestión Ambiental CREA, que permite que los productores de la organización puedan subir sus indicadores ambientales y compararlos con los de su vecino. Así como comparamos los rendimientos o cuánto gasoil usa una máquina por hectárea, o los márgenes de los cultivos, lo mismo podemos hacer en los temas ambientales”, explica Angeli.
En principio, eso se puede hacer en el grupo, comparando la huella de carbono de cada uno, pero luego también se puede contar al resto de la sociedad “cómo hacemos lo que hacemos”, afirma el líder de Investigación y Desarrollo del movimiento..
Este es un proceso más sociológico, si se quiere, pero las tecnologías aplicadas al agro ayudan mucho a tener los datos necesarios para que la información fluya entre el productor y el consumidor, sostiene.
“Yo creo que la dimensión ambiental está cada vez más tenida en cuenta por quienes vienen generando la oferta de nuevas tecnologías digitales. Si, además de permitirnos mejorar nuestra relación costo-beneficio económico, facilita también generar una mejora ambiental (por ejemplo una tecnología que permite determinar donde hay una maleza y hacer una aplicación específica en ese lugar y no en el resto del lote), está ahorrando insumos pero reduce también el impacto ambiental”, explica Angeli.
A la hora de evaluar las herramientas y componentes AgTech, el productor va a valorar cada vez más que eso se tenga en cuenta, sostiene.
Por ejemplo, en el programa de incubación de Agtech que tiene CREA, que ya va por su séptima edición y por el que han pasado 54 emprendimientos que quieren mejorar sus planes de negocios, 3 de cada 4 tienen algún componente importante vinculado a lo ambiental.
En otro orden de cosas, el especialista cree que las tecnologías digitales pueden ayudar a acercar a las nuevas generaciones al campo.
“Cuando yo me recibí, hace 15 años, la mayor parte de los profesionales que trabajábamos en el campo éramos ingenieros agrónomos, veterinarios o algunos contadores… pero hoy hay muchas más profesiones vinculadas directa o indirectamente”, analiza.
Cuenta que uno de los miembros del CREA que asesoraba Angeli era chef, pero se interesó mucho en los temas digitales y hoy trabaja en la digitalización de los sistemas productivos de la empresa familiar, con una capacitación específica para eso. “Maneja muy bien las herramientas digitales asociadas a la agricultura de precisión”, relata.
El abanico de posibilidades de agregarle valor a los sistemas productivos a través de las herramientas digitales se amplió mucho en los últimos tiempos y eso hace que el campo sea más atractivo que antes para perfiles más diversos. No solo para los jóvenes, sino también para distintas profesiones.
“Hay gran interés por sumarse a un sistema productivo cada vez más digitalizado y moderno”, resume Angeli.
Algo muy importante -destaca- es que la incorporación de nuevas herramientas digitales no sustituye a las que ya se utilizaban. Se trata de una generación de valor extra, como sumar una capa más de trabajo e información a las que ya estaban presentes en el sector, para hacerlo cada día más productivo y, también, más sustentable.