El rápido avance de la cosecha en la zona central del país acrecentó la actividad del mercado y profundizó las deficiencias de logística de transporte, enfrentándose enormes dificultades para asegurar las entregas y planificar los ingresos de mercadería a las plantas y terminales portuarias. En este contexto, una particularidad que se observa este año con mayor preponderancia que en otros es la magnitud de operaciones sin precio firme, comúnmente denominadas “a fijar”. Esto permite delinear un escenario de mucha cautela entre los productores, a la espera de mayores certezas sobre la evolución de variables como la inflación, el tipo de cambio y el precio de los insumos, entre otras.
En las próximas líneas explicaremos esta situación a través de dos cuadros, que resumen la siguiente información: compras de soja nueva realizadas por exportadores e industriales a la finalización de la semana N°11 (Cuadro Nº1) e indicadores que muestran la relación entre compras totales, compras “a fijar”, compras a precio firme y producción estimada para la nueva campaña (Cuadro Nº2). En ambos casos, la serie comprende el período desde 2002/03 a 2014/15.
Del análisis comparativo surgen las siguientes apreciaciones:
a) Las compras “a fijar precio” de parte de los exportadores muestran este año un máximo respecto de las compras totales. En efecto, en la actual campaña el 75% de las compras realizadas por estos participantes al cierre de la semana N°11 son adquisiciones donde falta fijar el precio de la mercadería. Este registro supera incluso el guarismo de 72% que se verificó en 2008/09, donde por factores climáticos hubo una pésima producción de soja, de 31 millones de toneladas.
b) Entre las fábricas, la relación compras por fijar/compras totales se encuentra en 62%, proporción por cierto muy elevada, aunque con algunos antecedentes. En el citado año 2008/09 la relación había sido récord en el orden del 66%, motivada por la escasez de mercadería. Como vemos el 62% actual es muy cercano a esa cifra record del 66% pero en condiciones productivas muy distintas a la de hace seis años.
c) Mirando ahora el cuadro Nº 2, al sumar las compras de soja de las fábricas y exportadores a la finalización de la semana N°11 de cada año, se destaca que el 69% del total está pendiente de fijación. Se trata de una cifra récord para los últimos 12 años. Nunca antes durante este período hubo tanta mercadería adquirida con precios a fijar como en este año.
d) En cuanto a la relación de compras a precio firme respecto de las compras totales de fábricas e industria al cierre de la semana Nº 11, esta se encuentra en un mínimo en el período analizado, ubicándose en el 31%. No hay otro año en este período donde se haya comprado tan poca mercadería con precio firme, en términos porcentuales y respecto de las compras totales.
e) En los últimos 12 años no se observan otras dos campañas como la actual y la precedente (2013/14) con tan poca mercadería comprada respecto de la producción. Este año se esperan 58 millones y las compras a la finalización de la semana N°11 ascienden a 10.104.600 toneladas. A esta fecha se ha adquirido cerca del 17% de la cosecha, mientras que el año pasado a esta fecha el porcentaje era del 16%. El cuadro N°2 muestra de manera elocuente que en los dos últimos años el ritmo de compras viene muy lento, lo cual es un indicador de la mayor retención del poroto a la espera de mejores precios.
f) Desde el ciclo 2002/03 nunca se había dado una situación como la de este año, en donde las compras con precio firme a la finalización de la semana N°11 representan apenas el 5% de la producción esperada de soja. Hay vendidas con precio firme cerca de 3,1 millones de toneladas sobre un total de 58 millones de toneladas de producción estimada. Es evidente que a los valores actuales (oscilando los $ 1.850/tn en el mercado físico y con la caída de precios en Chicago) son pocos los vendedores que deciden definir un precio para su mercadería. En general, hay preferencia por esperar o vender a fijar para lograr más adelante un precio más atractivo.
En síntesis, los cinco ejes principales del escenario comercial de esta campaña son:
a) Bajos precios domésticos de la soja ante la fuerte baja en los valores internacionales del poroto, harina, aceite de soja y biodiesel. Influye la fuerte superproducción de poroto de Estados Unidos de América, Brasil y Argentina.
b) Lenta comercialización de la producción de la nueva campaña a la llegada de la semana N°11 en el mercado local.
c) Muy baja comercialización de la mercadería a precios “hechos o firmes”.
d) En términos relativos, mucha compra de mercadería a fijar precio en los próximos meses bajo la modalidad de fijación por mercado comprador.
e) Poca mercadería comercializada a fijar precio utilizando la pizarra de las Cámaras Arbitrales.
De alguna forma, este escenario se ha consolidado por los siguientes factores macro y microeconómicos:
a) Muchos productores y empresas agropecuarias están esperando mejores precios y/o modificaciones en el tipo de cambio. En un año eleccionario y con tipo de cambio oficial “algo anclado”, numerosos operadores esperan los resultados de las elecciones nacionales y del nuevo plan económico que podrían llegar a instrumentar las autoridades nacionales electas. Hay operadores tentados a retener la mercadería hasta finales de año a la espera de poder ver -con claridad- la nueva política cambiaria del gobierno o la posible continuidad del régimen actual. Muchos deciden no vender o diferir lo más posible las decisiones.
b) Hay productores que deciden ahora entregar mercadería “a fijar” para acotar las erogaciones por gastos de almacenamiento, incluso porque tienen todavía mercadería sin vender de la campaña anterior. Aquí rigen cuestiones de logística de almacenamiento.
c) Los exportadores y fábricas optan por comprar “a fijar” por mercado comprador, ya que serán ellos en definitiva quienes fijaran el precio de venta con mayor margen de maniobra y no la pizarra de las Bolsas. Si en el futuro hubiera una fuerte devaluación y el precio de la soja subiera considerablemente, tienen hoy la posibilidad de hacerse de la mercadería a fijar precio, satisfacer sus necesidades de molienda y requerimientos de sus fábricas, cubriéndose en los mercados de futuros ante el riesgo de una posible devaluación de la moneda doméstica.
La situación planteada marca un importante condicionante para los meses venideros, en los que los compromisos financieros de los productores y las decisiones de siembra para 2015/16 irán definiendo un patrón de comercialización más concreto. La evolución del mercado externo podría resultar favorable si las condiciones climáticas en Estados Unidos no contribuyen al logro de otra cosecha superior a 100 millones de toneladas, cifra a la que se posicionan los operadores. En ese caso, surgirían a nivel local buenas oportunidades para cerrar negocios o tomar coberturas para el año próximo.
Autores: Julio Calzada – Guillermo Rossi
Fuente: BCR