El consultor en temas lecheros y director de la revista Infortambo, Alejandro Sammartino, analizó la coyuntura de este sector, casi en pugna permanente por los precios que paga la industria por leche cruda. “Explicar el comportamiento de la lechería no puede quedar exclusivamente en el diagnóstico de que es culpa del gobierno o la industria que conspira y termina condenando al productor lechero; creo que en realidad se explica por otra serie de circunstancias más complejas”, dijo.
“De todos modos, coincido con que el clima de negocios no es nada favorable en la Argentina y tampoco en la lechería también. No podemos soslayar que el gobierno con las políticas comerciales condicionó mucho la operatoria de la lechería”.
En dialogo con Radio Colonia, Sammartino dijo que “Uruguay, que está al lado nuestro y tiene sistemas productivos similares al nuestro, y un perfil bastante similar, en esta última década tuvo condiciones excelentes, con un mercado internacional favorable, un gobierno amigable y niveles de crédito interesantes, pero a pesar de todo esto no creció. En ambos países hay sistemas frágiles ante el clima, no se encuentra gente para trabajar, los tambos pequeños sigue cerrando y las nuevas generaciones no quieren seguir trabajando en este sector”.
Luego explicó al programa “Siempre que llovió, paro” que “es cierto que las políticas de gobierno no ayudaron. La lechería en la última década perdió una oportunidad importantísima, estamos viviendo la resaca de un mercado internacional que vivió una bonanza en los últimos dos o tres años impresionante, porque la leche en polvo valía U$S 5.000 (la tonelada) y los productores uruguayos cobraban 45 centavos de dólar, cuando el argentino cobraba 35”.
Sammartino explicó que “el promedio de producción en la Argentina está entre los 6.500 y 7.000 litros de leche por hectárea, pero los tambos más eficientes duplican y hasta triplican esa cantidad. Los productores muy eficientes, con precios relativamente malos, siguen progresando, en tanto otros, aunque le pagaran $ 5 el litro de leche, cerrarían sus puertas”.