Finalizado el primer trimestre de 2017 el proceso de recuperación del sector ganadero se va desarrollando, lento pero paulatinamente. Para los medios tal vez la ausencia de grandes conflictos como se ven en otros sectores le quita adrenalina y espectacularidad, pero el proceso está en marcha, aunque los ganaderos se vean hoy desojando la margarita, esperando el retorno con fuerza de este sector.
A la hora de detallar las características de la ganadería, la previsibilidad es una de sus virtudes siempre que no haya intervenciones distorsivas como pasamos en los últimos 10 años. Otra característica es que se mueve exclusivamente por las reglas de la oferta y la demanda y justamente si sabemos interpretarlas conoceremos gran parte de las perspectivas presentes y futuras.
Un factor central de los últimos años, que aporta transparencia al sector y permite a todos sus actores operar con mayor conocimiento, es la existencia de mercados referenciales que han aportado información para que los productores decidan si es momento para remitir sus haciendas, los sistemas electrónicos en todas sus formas han dado una información que hasta hace unos años estaba reservada sólo para especialistas.
A la hora de definir los precios, la oferta hoy ha modificado sustancialmente la definición de los valores, a mayor oferta, menores precios y viceversa. La salida de la oferta cada vez es más esparcida en el tiempo recortando los formatos zafreros en la invernada y menos asociados al clima y las pasturas con la incorporación de los sistemas de confinamiento en el caso del gordo.
Tal vez podemos decir que es más previsible por el lado de la demanda, en lo que respecta al consumo está atada al poder adquisitivo del consumidor y al precio de los sustitutos como principales variables; y en el caso de la exportación, suponiendo una demanda mundial cuasi desabastecida por restricciones en los oferentes, su evolución está atada a la oferta de animales pesados y al valor del tipo de cambio como principales variables.
Hoy el mercado de ganados y carnes esta en recomposición con una gran perspectiva de futuro, con una demanda interna que se sostiene en niveles aceptables y con una exportación que en este año tiene todos los visos de superar el 10 % de la faena, si bien este crecimiento pareciera poco refleja la realidad de un sector que va recomponiendo su stock lenta pero persistentemente.
La noticia de que tenemos 800.000 animales más en el stock de este año pero que los novillos tuvo una reducción importante entre vacunaciones anuales debe ser interpretada correctamente. Esta reducción no implica ninguna decisión de los actores en un determinado sentido, simplemente muestra la reducción brutal del stock en provincias como Santa Fe y Entre Ríos que por las inundaciones debieron sacar de las islas la totalidad de la hacienda. Este reservorio de engorde en pastos naturales es un colchón importante de oferta de novillos y vacas pesadas que llego a tener en algunos años picos de casi 2 millones de cabezas.
Seguramente el motor del desarrollo del sector en los próximos años estará asentado en el crecimiento de la exportación, sin disminuir el alto valor que significa tener un mercado interno tan fuerte el cual constituye una plataforma que permite consolidar otros destinos. Los próximos dos años se deberá trabajar inteligentemente en la asociación entre el productor y la industria exportadora, para que la discusión no sea solamente la paridad cambiaria y permita a la industria ser rentable y a los productores tener buenos precios. El papel del Estado será central en la elaboración de políticas y desarrollo de instrumentos modernos que permitan entre todos generar una sinergia positiva, el hecho de que sea un sector de competencia casi perfecta ayuda a que no existan posiciones dominantes que distorsionen los precios apropiándose de rentas de alguno de los eslabones.
Autor: Raul Milano