A nivel global se dio una coyuntura extremadamente compleja para la Argentina, aunque muy favorable para los competidores externos: la producción mundial subió más de un 5% lo que, asociado a una situación económica internacional preocupante (dólar fuerte, tasas altas), se tradujo en una caída del 14,7% en el precio del aceite (noviembre, interanual).
Tres circunstancias internas y desfavorables se asociaron para disminuir el valor de la producción de la cadena:
A mediados de agosto se redujeron los reintegros de impuestos indirectos que promovían la exportación de subproductos: regían alícuotas del 3% y 2,5% para aceite y harina y ambas fueron reducidas al 0,5%.
Se introdujo a comienzos de setiembre un impuesto a las exportaciones equivalente a 3 pesos por dólar exportado, lo que equivale a un Derecho de Exportación del 7,6%.
Como consecuencia de la aceleración de la inflación, entre los meses de mayo y noviembre, disminuyó el poder adquisitivo de los salarios y el poder de compra interno de los consumidores, medido en términos reales. Adicionalmente, pese a algunos pronósticos optimistas, una gran mayoría de la opinión pública ve dificultades para que este proceso de caída real de los ingresos se revierta antes del segundo trimestre de 2019.
Por todas estas razones, ASAGIR lamenta que los productores y los demás eslabones de la cadena no reciban los precios y remuneraciones que, por justicia, le corresponden. Como entidad representativa de la totalidad de la cadena de valor, la asociación trabaja en las gestiones para que, al menos, se restauren a la brevedad los reintegros a la exportación y se disminuya el impacto de los Derechos de Exportación implantados en setiembre.