Especialistas del INTA desarrollaron un evento transgénico de trigo que, después de ser evaluado en invernáculos de bioseguridad durante tres años, pusieron a prueba en ensayos a campo ubicados en diferentes regiones del país. Los resultados preliminares indican que los trigos transgénicos evaluados registran una mayor tolerancia a condiciones deficitarias de agua, lo que aumenta el rendimiento agronómico, respecto de su similar no transgénico.
“El desarrollo de este trigo transgénico ofrece a los programas de mejoramiento un germoplasma útil para enfrentar los desafíos que actualmente presenta el cambio climático, sin perder de vista la posibilidad de brindar un adecuado comportamiento en condiciones de cultivo óptimas”, aseguró Dalia Lewi, especialista del Instituto de Genética del INTA y coordinadora de la investigación.
Lewi destacó la importancia de que una institución pública como el INTA invierta en la generación de trigos transgénicos con estas características y afirmó que, hasta el momento, no existen en el mercado variedades transgénicas de trigo. El proyecto se logró en el marco del programa Nacional de Biotecnología del INTA y contó con la participación de Ailin Beznec, Paula Faccio y Ezequiel Bossio, especialistas del Instituto de Genética.
La técnica explicó que los trigos transgénicos obtenidos aún no constituyen una variedad, sino eventos en proceso de evaluación. “Se constituirán en variedad cuando logremos atravesar todas las instancias de evaluación que exigen las normativas actuales para este tipo de desarrollos y podamos inscribirla en el Registro de Variedades del Instituto Nacional de Semillas”, observó.
De acuerdo con la coordinadora, las pruebas a campo tuvieron como objetivo comprobar que los resultados registrados dentro del invernáculo de bioseguridad durante tres años se cumplían en condiciones reales de cultivo. Previa autorización del Ministerio de Agricultura de la Nación, los ensayos se montaron en los predios experimentales del INTA Pocito –San Juan–, del INTA Bordenave –sudoeste de Buenos Aires– y del Instituto de Genética – Hurlingham–.
“Si bien la localidad de Pocito no está dentro de la zona triguera de la Argentina, el régimen de lluvias es uno de los más bajos del país y eso nos garantizaba la posibilidad de evaluar este tipo de trigo en una condición deficitaria de agua”, expresó Lewi.
Por su parte, indicó que la localidad de Bordenave reúne condiciones favorables para la evaluación de este trigo por ser uno de los lugares con menor frecuencia de lluvias dentro del área núcleo. “Pese a que las condiciones climáticas registradas en 2014 no fueron las adecuadas para un ensayo de sequía, los datos obtenidos permitieron conocer el comportamiento de los eventos en condiciones de cultivo reales”, afirmó Lewi.
En este sentido, la técnica remarcó el potencial del proyecto y dijo que “estos trigos forman parte de un conjunto de desarrollos que el INTA lleva a cabo a partir de la aplicación de nuevas tecnologías para dar respuesta a las problemáticas demandadas por los sectores productivos”.
De los ensayos, participaron Mónica Ruiz, investigadora del INTA Pocito, junto con su grupo de trabajo dedicado a la evaluación de cultivos en sequía mediante riego controlado y Germán González y Federico Moreyra, ambos especialistas en cereales de invierno del INTA Bordenave.
Un evento transgénico bajo la lupa
Según definió Lewi, un evento transgénico implica la incorporación –de forma estable y a través de técnicas biotecnológicas– de una secuencia de ADN en el genoma de una especie.
“Para obtener un evento transgénico en una especie vegetal, pueden utilizarse diferentes procedimientos físicos o biológicos, pero, en cualquier caso, el objetivo es introducir un fragmento de ADN que contiene información valiosa para mejorar alguna característica del cultivo”, explicó la técnica, quien aclaró que estos procesos tienen lugar en laboratorios de biotecnología vegetal bajo condiciones controladas de bioseguridad.
En esa línea, Lewi señaló que para lograr una transformación genética de una especie vegetal, es necesario realizar un cultivo in vitro de alguna porción de la planta en cuyas células sea posible introducir las secuencias de ADN elegidas. “A partir de esas células que incorporaron la nueva información genética se podrán obtener plantas enteras, transgénicas”, observó.
La especialista indicó que estas primeras plantas deben ser multiplicadas en invernáculos de bioseguridad, validados por la Comisión Nacional Asesora en Biotecnología Agropecuaria (Conabia), para estudiar sus aspectos moleculares, fisiológicos y agronómicos y así verificar que la secuencia de ADN introducida genera la característica buscada. (Fuente: INTA)