El coordinador técnico de Fertilizar AC, Ing. Agr. Andrés Grasso, justificó la inversión en fertilización no solamente mirando los altos precios de los granos, sino fundamentalmente en que el actual nivel de nutrientes de los suelos restringe fuertemente “la demanda que tiene el cultivo genéticamente para formar rendimientos”.
Grasso compartió algunas pautas generales a la hora de fertilizar este cultivo:
- Diagnóstico con análisis de suelo que ayude a conocer integralmente la heterogeneidad de los ambientes (“¿Cuánta producción potencial puede sostener cada ambiente?. ¿Cuáles son las restricciones más representativas que deben gobernar mis decisiones de manejo de los fertilizantes?”).
- Interpretación de la información generada en el diagnóstico y realizar la recomendación de fertilización.
- Planificación de Estrategias: el planteo de uso del fertilizante. “A la hora de fertilizar tenemos que hacerlo bajo las buenas prácticas de uso de nutrientes con el objetivo principal de sincronizar la oferta de nutrientes con la demanda del cultivo, en el momento y lugar correcto (cantidad y tipos de nutrientes)”.
Grasso resaltó que frecuentemente son generalizadas las aplicaciones de nitrógeno (N) y fósforo (P), pero advirtió que hay que incorporar otros nutrientes que actualmente son deficitarios como azufre (Z) y zinc (Zn).
“Por los desajustes en los diagnósticos y en la aplicación de estos 4 nutrientes nos estamos perdiendo un 20% de rendimiento alcanzable en maíz, que son alrededor de 1.700-1.800 kilos de maíz por hectárea”, dijo el coordinador técnico de Fertilizar AC.
El técnico explicó que hay dos nutrientes que determinan principalmente la variabilidad de rinde: el N y el P. Sobre la aplicación de cada uno, indicó que para nitrógeno “por cada tonelada de maíz que va a demandar el ambiente productivo y el híbrido, necesitamos tener disponible (suelo más fertilizantes) 22 kilos de N por hectárea” y si atrasamos la fecha de siembra es recomendable aplicar el fertilizante al momento de la siembra, y no dividir la dosis.
En el caso del fósforo, Grasso recordó que el 70% de la superficie agrícola es deficiente e indicó que, independiente de la fecha de la siembra, aplicar dosis de reposición (entre 120 y 130 kilos de MAP, DAP o superfosfato triple) siempre nos posiciona en los planteos de máximo rinde. Los manejos de suficiencia no logran abastecer los requerimientos del cultivo y el impacto es doble, por un lado restringe la productividad y por el otro afecta la fertilidad del suelo.
Para el azufre, aconsejó 10 kg/ha cuando se trata de suelos de baja materia seca y suelos arenosos o con un uso intensivo de la agricultura, ya que pueden aportar hasta 700 kg extra en maíz. Y en zinc, recomendó realizar aplicaciones de 1 ó 1,5 kg de Zn en suelo, o 500 a 750 gramos por vía foliar, para ganar entre 4% y 7% en rendimientos por ha.