El domo oriental es la zona donde se desarrolla buena parte de los cultivos agrícolas del norte santafesino. Sin embargo, en este ámbito, muchas de las empresas son mixtas, combinando la producción de granos con la de carne (bovina principalmente); esto debido, entre otras causas, a la heterogeneidad de suelos y su diferente capacidad de uso.
Desde siempre, los agricultores parecen haber estado más predispuestos a la incorporación de tecnologías, entendidas en un sentido amplio, aunque con un fuerte sesgo a las tecnologías de insumos, los llamados “paquetes tecnológicos”.
La ganadería corrió la suerte de la cenicienta y generalmente ha sido relegada a los sectores de menor productividad, sin recibir demasiada atención ni, mucho menos, inversiones que le permitan expresar su potencial productivo y comercial. Es así que, el mismo productor que se endeuda en un millón de pesos para adquirir una nueva sembradora o un tractor, y que llena las jornadas donde se exponen las virtudes de (muchas veces “no tan”) novedosos plaguicidas, se muestra remiso cuando tiene que invertir menos dinero en alambrados e instalaciones ganaderas, y son muy pocos los que destinan tiempo a una charla técnica sobre manejo del rodeo o del pastizal.
En 1992 el novillo en Liniers cotizó a 0,88 $/kg (es decir 0,88 u$s) y en 1998 a 1,05 $/kg, lo que en ese momento constituían muy buenos precios, a decir de los ganaderos.
Más o menos así, entre 80 centavos y un peso se mantuvo a lo largo de esa década. Veamos que ocurrió con los precios desde 1999 hasta la actualidad. Gráfico 1
El gráfico muestra que desde entonces los precios del ganado bovino se han mantenido en alza, siendo el promedio de los últimos ciclos (desde 2010 para acá), cercano a los 2 u$s/kg. Para poder comparar el poder de compra de estos dólares (ya que la serie no está deflacionada), se agregaron dos curvas, mostrando la relación insumo/producto entre el novillo y la ivermectina y el novillo y el balanceado.
Estos índices son útiles ya que muestran en cada momento la relación de precios, esto es, cuántos kilos de novillo se requieren para comprar la misma cantidad de un insumo (500 cm3 de ivermectina y 100 kg de balanceado, en este caso). Puede apreciarse que al menos respecto a estos insumos, el poder de compra del producto ha mejorado notablemente su relación. Aún respecto de otros insumos como el gasoil (impacta en labores, fletes), el alambre liso AR o el fertilizante, en cuyos casos las relaciones se mantienen más o menos iguales a lo largo de todo el período analizado, termina siendo mejor la relación para el novillo en el período 2010/16.
Ante esta situación surgió la inquietud de saber si es posible intensificar la producción de carne, hasta qué punto hacerlo, con qué tecnologías, cómo influyen los tamaños y las economías de escala en los resultados.
La unidad de producción intensiva de ciclo completo
En la EEA Reconquista del INTA, desde el año 2013 se lleva adelante un ensayo experimental sistémico de Ciclo Completo. La unidad experimental tiene como objetivos implementar y evaluar un sistema sustentable integrado de producción ganadera para responder algunos de los interrogantes planteados, más otros de índole tecnológico, operativo, productivo y ambiental.
Se trata de una unidad de 140 ha, con el siguiente planteo de uso del suelo, de acuerdo a las aptitudes productivas de los lotes: 70 ha de pajonal (50%), 50 ha destinadas a pasturas subtropicales (36%) y 20 ha (14%) destinadas a cultivos para obtención de fibra y granos para alimentación. El esquema sanitario es completo y la alimentación se complementa suplementando con pellet de girasol, urea, sal y cenizas de hueso.
Se trata de un rodeo de ciclo completo en el que se manejan 4 tipos de categorías: vientres, hembras de reposición, animales de recría y terminación. Los productos del sistema son novillos terminados, vaquillonas preñadas y vacas descarte.
Los indicadores productivos y reproductivos establecidos como objetivos son 85% de preñez y se espera un destete anual del 80% con un peso promedio de 170 kg a los 6 meses. La totalidad de las hembras destetadas se recrían y reciben servicio, dejando parte para la reposición del rodeo de vientres y el resto se vende como vaquillona preñada o vaquillona gorda. La totalidad de los machos se recrían durante un año y pasan luego al periodo de terminación que dura alrededor de 5 meses y alcanzan el peso de terminación, 430 kg en promedio. La cría se realiza sobre pastizal natural, la recría de machos y hembras se realiza sobre pasturas subtropicales y la terminación en corral de encierre. (Inta Reconquista)