La mesa de fundamentos y estrategias de mercado de Agrotendencias 2014, coordinada por Carlos Borla, de la Federación de Acopiadores, abordó el escenario de sobreoferta mundial de granos y oleaginosas y la caída de precios, que generó un escenario difícil para la producción. Gustavo López, de Agritrend, Enrique Erize, de Novitas, y Dante Romano, de BLD, enfocaron desde el problema de las perspectivas hasta ideas sobre qué hacer en concreto.
López describió la situación en el ciclo actual. A nivel local, planteó que hay 3 millones menos de hectáreas de cereales (-7%), y 33,5 millones en total (3% menos). “El 69 a 70% son oleaginosas, cuando en los ’90 la superficie estaba a favor de los cereales. Resulta difícil que se revierta, pero ¿hasta cuándo es sustentable?”.
En cuanto a producción, dijo López que el trigo dará unos mediocres 10 millones de toneladas, y el maíz, 21 millones. “Hay un estancamiento notable. La producción total será de 98,8 millones de tonelada, cada vez más lejos el horizonte del PEA, cuando en 2010/11 superaba los 100 millones”.
En cuanto a los ingresos por exportaciones, que llegaron a ser de u$s 33.000 millones, con una recaudación de u$s 9.200 millones, “hoy está en u$s 23.300 millones, con una recaudación fiscal de u$s 6.800 millones.
En trigo, López dijo que la Argentina es el 1,5% en la creciente producción mundial, de 720 millones de toneladas. “El consumo crece pero los stocks se siguen acumulando y presionan el nivel de precios. Los soviéticos son líderes en exportaciones, cuando hasta hace dos décadas compraban”. La Argentina, que le aportaba casi el 92% del trigo a Brasil en 2006, hoy le abastece el 20%. “Es una locura, es el único cultivo en que nos complementábamos”, dijo.
En maíz, hay una recomposición de la producción, a 988 millones de toneladas, con stocks enormes, de 190 millones. “El gran interrogante es qué hacer el año que viene: creo que se va a seguir sojizando, la soja tiene mejores rentabilidades”. A nivel local, “hay precios muy atractivos para la conversión a carne, y el consumo va a seguir creciendo”.
En soja, la producción global es de 311 millones de toneladas, “con un procesamiento de 252 millones y 90 millones de stocks, que presionan a la baja”.
En el país, dijo, “si se muelen 40 millones de toneladas, habrá 13,5 millones (casi 20% de la producción) de stocks, que podría llevar a una situación deprimente en precios”.
La capacidad de molienda es de 67 millones de toneladas, recordó: “La rentabilidad industrial de la soja viene en caída, pero existen instrumentos para cubrirse”.
Para López, “hay que mirar la oferta del Hemisferio Norte, que está definida; el nuevo récord de producción del Hemisferio Sur, que está por verse porque no se sembró; la evolución de la demanda; la evolución del dólar y otros commodities, y el impacto de los fondos (que hoy están muy vendidos en soja)”.
Para Enrique Erize, “hoy son los tiempos de la oferta, los números son tremendos; ya vendrán los tiempos de la demanda”. Así como el mejor remedio de los altos precios son los altos precios en sí mismos, hoy es “al revés: la demanda se va a activar y la oferta a contraer”, opinó.
Erize cree que el maíz ya cayó lo que podía caer, “es el precio más bajo de los últimos 10 años, pero la soja todavía puede perder 20 o 30 dólares”. “¿Adónde se fueron los fondos que se fueron de trigo, y en soja están más vendidos que en los últimos 30 años? A las agroalimentarias, como Tyson”, dijo.
Para el analista, esto tiene relación con que el USDA subestima la demanda sistemáticamente. “En 11, de los últimos 14 años, le erraron en la estimación, por optimistas”. Por otro lado, recalcó que “nunca hubo una situación como esta en el margen entre el precio de la carne y del maíz, y los márgenes del etanol también son altos”.
Para Erize, el maíz tiene que subir. “La señal para este año es de u$s 130 la tonelada, ¿van a sembrar maíz en Mato Grosso, con el costo de flete? O el maíz sube para que Brasil siembre, o sube después porque no sembró. Me gusta el escenario internacional de maíz”, completó. “Habría que sembrar maíz y no abrir los diarios en unos meses”.
En trigo, a diferencia de López, Erize cree que hay más de 2 millones de toneladas sin vender: “Un campo está inundado al lado de otro que tiene un cosechón, creo que los excedentes van a ser mayores. Si Brasil está presente con el arancel 0, podemos aspirar a u$s 200”.
En soja, en Estados Unidos se viene un cosechón, “y el escenario el año que viene se pone complicado”. Pero falta Sudamérica: “No me extrañaría que el área caiga en Argentina, los números son complicados en serio”. En Brasil, “la venta de silobolsas es inaudita, 8 veces más que la habitual”. Así, dijo que “el mercado granario actual está guiado por la demanda, y está activa”. A diferencia del año pasado, “este año, Brasil no vende y Argentina tampoco”.
Para el analista, hay que manejar los tiempos del mercado. “El año pasado la soja llegó a u$s 560 porque el 45% de la soja en Estados Unidos es mercado interno, y hay peleas entre crushers y exportadores. Creo que Chicago va a volver a calentarse en marzo, abril y mayo, por su mercado interno. Hay que colgarse de Chicago”.
Dante Romano encaró distintas posibilidades que hay para no perder. “Retener el grano no es lo mejor para quedar dolarizado, esto salió mal”, insistió, por la creciente brecha entre el dólar oficial y el paralelo.
Entre otras herramientas, Romano se refirió al dólar bolsa, a la compra de títulos nacionales cortos, a la compra de títulos provinciales, y al dólar futuro, que no consideró buena alternativa. “No hay que estar tan expuesto a la variación de la soja, hay que evaluar cada vez más las variables financieras, poner más cabeza en el escritorio y menos en la máquina”.
Teniendo soja y maíz, evaluó distintas posibilidades, como vender soja disponible y recomprarla a mayo, retener maíz disponible y venderlo a marzo, aguantar con el flujo de la soja y vender el maíz más adelante.
Para Romano, que coincide en que el maíz debería subir, no tiene mucho sentido generar cobertura en extremos, que puede que terminen no ocurriendo. “La estrategia es cubrirse para el riesgo más real y probable, no hasta el infinito. La plata que se ahorra se puede usar para en reacomodar la estrategia, y hay que dedicarle tiempo a la comercialización, y revisar la estrategia con frecuencia”.
“La mayor parte de los sectores no tienen esta ventaja de poder gestionar los riesgos de precios, y lo estamos dejando pasar”, destacó.