Los anuncios realizados por las nuevas autoridades políticas y económicas del país cambiaron radicalmente las expectativas sobre el resultado del cultivo. Esto le da un nuevo impulso al cereal en la región y pone el foco en descubrir cuáles son las tecnologías que ofrecen mayores posibilidades de éxito.
Con ese marco y una exitosa convocatoria, Nidera realizó en su campo experimental de La Ballenera, en el sudeste bonaerense, la tradicional jornada triguera Campo Líder que permite evaluar el desarrollo alcanzado por sus variedades de alto potencial de rendimiento. Además, hubo charlas de destacados especialistas sobre los aspectos más sobresalientes ligados al manejo del cultivo.
En la recorrida por el campo, Marcos Kaspar, fitomejorador de Nidera, mostró a la numerosa concurrencia integrada por productores y técnicos de la región, las características de las variedades disponibles y las que llegarán al mercado para la próxima campaña triguera.
Entre los ciclos largos, Kaspar repasó las características del Baguette 802, una variedad que tiene “moderados requerimientos de vernalización y que es muy recomendada para esta zona, principalmente por su alto potencial productivo”. Respecto del Baguette 801 Premium el especialista dijo que se diferencia del anterior por ser sensible al fotoperíodo y por no tener requerimientos de vernalización, “es decir que podemos ir atrasando la fecha de siembra sin tener problemas con la espigazón”.
Kaspar presentó la nueva variedad Baguette 750 que estará disponible para la siembra de 2016. También se trata de un ciclo largo, “que se destaca por su alto potencial de rendimiento, elevada sanidad y calidad, que se adapta a todas las zonas productivas del país”. El técnico destacó las características sanitarias de este cultivar, por sus resistencia a la roya de la hoja y a la roya del tallo. “Otra de sus características destacadas es que es una de las variedades con mejor peso hectolítrico en relación a las que se encuentran disponibles en el mercado”.
Entre los ciclos intermedios Kaspar presentó el Baguette 601, “cuya característica más importante es que se trata de un material muy amplio en cuanto a fecha de siembra y regiones a las que se adapta”.
Al finalizar la recorrida, el fitomejorador de Nidera exhibió las variedades experimentales que llegarán al mercado en los próximos años y aportarán elevados rindes, muy buen comportamiento frente a las enfermedades y alta calidad de los granos.
Por último, Kaspar repasó las características de la cebada Explorer. “Es un material primaveral, de ciclo bastante corto para fechas de siembra que van desde mediados de junio en adelante y con buen comportamiento a enfermedades”, dijo.
Marcelo Palese, del Servicio Técnico de Nutrientes y Protección de Cultivos de Nidera, puso el acento en la “Auditoría Certificada del Suelo”, un concepto que consideró clave dado que “para saber qué está pasando en un cultivo debemos conocer qué es lo que está aconteciendo en el suelo”.
“Generalmente –agregó el especialista-, estamos acostumbrados a realizar estudios del estrato superior del suelo, a pocos centímetros de la superficie, pero a medida que nos vamos hacia mayores profundidades encontramos que hay ciertas fugas de nutrientes por lixiviación. Esto justifica que determinemos analíticamente qué es lo que encuentran las raíces del cultivo cuando empiezan a explorar el suelo en forma subsuperficial”.
La recomendación de Palese es que “al menos cada 4 o 5 años se realice un chequeo para conocer los niveles de los nutrientes y otros componentes del suelo en las distintas profundidades a las que tienen acceso las raíces durante el desarrollo del cultivo y desde donde estarán bombeando agua y nutrientes hacia la parte aérea de las plantas”.
Una de las herramientas que destacó Palese para aumentar la eficiencia de la nutrición de los cultivos es el grupo de bioactivadores que Nidera comercializa bajo el nombre de Nutridor. Se trata de sustancias que aumentan la eficiencia de las plantas aún en situaciones de estrés o ambientes desfavorables, promoviendo el equilibrio hormonal y modificando los diversos procesos fisiológicos y metabólicos. Se presentan en tres versiones. Uno es el Nutridor S, formulado para aplicación foliar y para tratamiento de semillas. Este producto induce a la germinación rápida y uniforme aumentando el vigor y poder germinativo de las semillas tratadas. Estimula el desarrollo radicular, aporta mayor resistencia al estrés hídrico y le otorga a la planta mayor capacidad de absorción de agua y nutrientes. La otra presentación es el Nutridor L que proporciona al cultivo mayor tolerancia a condiciones de stress por fitotoxicidad (herbicida/fungicida), tolerancia a temperaturas extremas (siembras tempranas), activa la fotosíntesis, aumenta la formación de proteínas, aceites y azúcares acumulando mayor reserva en la planta, mejora la formación de raíces y gajos en las plantas, facilita absorción y translocación de nutrientes (abertura/cierre de estomas). Puede ser aplicado tanto por vía foliar como al suelo, especialmente ante situaciones de estrés. El tercero es Nutridor K, un complemento nutricional que contiene 22% de potasio soluble. Es recomendado para el desarrollo y maduración de frutos y granos, tanto en cultivos de hortalizas como en cereales y oleaginosas. Su aplicación puede realizarse en tratamientos foliares.
“Cada Nutridor ingresa a la planta con muy alta velocidad, en sólo 10 o 15 minutos llegan al mesófilo de la hoja y por lo tanto no quedan retenidos en la cutícula. Esto es una gran ventaja frente a otros productos que se ofrecen en el mercado”, explicó Palese.
A su turno, el fitopatólogo de la UBA Marcelo Carmona señaló que “es un bueno momento para discutir aspectos técnicos del manejo de enfermedades, ya que hemos tenido condiciones climáticas atípicas, por disparidad de meses con y sin lluvias a lo que se sumó bajas temperaturas en los últimos meses que retrasaron la aparición e intensidad de las enfermedades. Además, estamos en un año Niño que recrudecerá en diciembre y los primeros meses de 2016 y frente a un nuevo panorama político y económico, por lo tanto, el manejo de las enfermedades en los cultivos de trigo y cebada debe pensarse con una visión integradora”.
“Estamos acostumbrados a pensar sólo en fungicidas –indicó Carmona-, pero debemos romper ese pensamiento monolítico y empezar a considerar si la semilla que usamos está sana o tratada eficientemente, en las rotaciones de cultivos y también el comportamiento de las variedades respecto de sus resistencias o tolerancias”.
Respecto del uso de fungicidas, Carmona señaló que “debemos tener una estrategia para el uso de los fungicidas y tratar de evitar algunos errores que se suelen cometer”. Al respecto, señaló que uno de los problemas es que al usar un fungicida “se piensa antes en la planta que en el hongo”. Y agregó que “se debe pensar en ambos, nunca podemos excluir el objeto de control, que es el patógeno. Se puede cuantificar la presencia de ese patógeno de una manera sencilla, calculando la proporción de hojas enfermas respecto del total”.
“Otra cuestión que debemos considerar es vigilar y garantizar la correcta aplicación del fungicida –continuó Carmona-, por ejemplo, verificando si llegan las gotas a los estratos inferiores”.
“Acá aparece otro pensamiento que debemos romper –indicó-, ya que si bien es cierto que las hojas inferiores tienen bajo aporte en la construcción del rendimiento, también es cierto que son las que construyen la epidemia, por lo tanto, debemos incluirlas en el monitoreo y no dejarlas de lado en la decisión de realizar el control”.