En Sunchales, uno de los mayores polos lecheros del país, el 13 de mayo CLAAS llevó a cabo su jornada de entrenamiento Experiencia Forrajera. Esta vez, los organizadores pusieron foco en brindar un abanico de herramientas que no sólo aporten conocimiento a la práctica productiva sino también diversos enfoques para la toma de decisiones.
Así, con paradas a campo y charlas en auditorios, los más de 200 asistentes que se dieron cita en el campo ubicado en el kilómetro 255 de la ruta 34 pudieron aprender sobre manejo de sorgo y alfalfa. También evaluaron la performance de la picadora JAGUAR 930 y vieron en acción a la segadora acondicionadora 6070 de Mainero, que junto a la segadora Disco 3500 RC y el rastrillo giroscópico Liner 1550 Twin de CLAAS dieron cátedra a la hora de tratar el material forrajero con la máxima eficiencia.
Pero uno de los platos fuertes fueron los silajes de sorgo. Darío Colombatto, del Departamento de Producción Animal de la FAUBA e investigador del CONICET, abrió el fuego apuntando a destronar mitos. “Siempre se considera al sorgo como la cenicienta del forraje, pero hay que ver con qué se lo compara y cuáles fueron las condiciones en que se hizo el otro cultivo”, dijo el especialista para destacar luego que frente a la variabilidad climática que se registra “el sorgo da estabilidad a los sistemas de producción animal”.
Luego señaló que “de todos los tipos de sorgo se puede hacer un buen silaje, pero lo que tengo que tener en cuenta es el uso que se le dará, es decir a qué categoría de animales estará destinado”. Para vacas lecheras, Colombatto recomendó que tengan una gran cantidad de energía. “Es importante usar un híbrido granífero, que tiene alto contenido de grano, y en lo posible del tipo BMR que tienen fibra con elevada digestibilidad”, apuntó. Para los casos de siembras en zonas o lotes que no garantizan la obtención de altos volúmenes de producción de un sorgo granífero, “deberemos recurrir a un híbrido doble propósito entre los que habría que buscar aquellos que tengan mayor proporción de grano para asegurar la energía que proviene del almidón”, dijo.
Al referirse a los híbridos sileros, el nutricionista indicó que “en general tienen una gran proporción de tallo sobre grano y esto atenta contra el objetivo buscado”.
Respecto de los sorgos forrajeros, conocidos como fotosensitivos, el especialista indicó que son los que tienen menos posibilidades en la lechería, por su baja cantidad de grano y alto contenido de agua, pero mencionó experiencias que se están realizando en Estados Unidos con el uso de estos híbridos a los que se les intercala capas de grano al momento de llenar los silos bunker. “Ellos lo hacen con granos partidos de maíz –explicó- pero podríamos usar granos de sorgo, cebada, o cualquier otro sin agregarle costo a la confección del silo. Por ejemplo, frente a los precios actuales, podría ser una buena alternativa para el trigo. Además, se puede regular la proporción de granos que queremos en el silo. Si por cada 1.000 kilos de materia verde de sorgo picado ponemos 300 kilos de grano tendremos aproximadamente un 50% de la materia seca aportado por cada componente”.
Qué pedirle a los contratistas
Otro de los temas en los que puso énfasis Colombatto es la relación con el contratista forrajero que realizará el picado y confección del silo. “Tenemos que saber qué pedirles, basándonos en aspectos medibles de manera que podamos establecer los rangos en los que queremos confeccionar nuestros silajes, parámetros como materia seca, tamaño de picado y densidad deben quedar totalmente claros antes de comenzar el trabajo”.
Frente a uno de los interrogantes actuales sobre el uso del cracker en los equipos de picado, Colombatto citó un trabajo reciente que constituyó la tesis de grado de un alumno de la FAUBA. En él se analizaron cuatro situaciones que surgieron de combinar el picado de sorgo en dos tamaños diferentes, 7 y 15 milímetros, con el uso o no de crackers. “Usando el cracker específico para sorgo en materiales picados a 15 milímetros el efecto es espectacular en cuanto a dar acceso a las bacterias y lograr una fermentación más rápida –explicó Colombatto-, en cambio, con picado a 7 milímetros el efecto fue menor y no justificó el uso del partidor de granos ya que igual los microbios ruminales podían actuar bien”.
“Por lo tanto –agregó-, en los casos que se necesita suministrarle a las vacas fibra efectiva, y para ello se hace un picado largo, entonces es importante usar el cracker”.
“¿Y en maíz?” Le preguntó uno de los asistentes.
“En lechería usaría el cracker siempre –respondió Colombatto-. En cambio, en rodeos carniceros, lo usaría sólo en los casos que la materia seca del silaje sea mayor a 37%, porque como es el grano el que concentra la materia seca esos niveles están dando la idea de un grano muy maduro, que si no pasa por la procesadora del cracker muy probablemente lo encontraremos entero en la bosta de los animales”.
De la cenicienta a la reina
La alfalfa, considerada la reina de las forrajeras, también estuvo presente en la jornada de Experiencia Forrajera realizada en Sunchales. Los técnicos de Forratec desarrollaron las 10 pautas que consideran clave para la implantación de una pastura de alfalfa. En base a esos preceptos, el rendimiento promedio de esa zona del norte santafesino no puede ser menor a los 15.000 kilos de materia seca anuales por hectárea.