Tomás Rodríguez Zurro – Emilce Terré
El precio de la soja ha experimentado una caída sostenida desde fines del año pasado, impactando negativamente en los resultados económicos del sector productivo. Durante septiembre de 2023, cuando se terminaban de definir las siembras de los productores, los precios locales de la soja en dólares estadounidenses se situaban en torno a los 345 dólares por tonelada, una cifra que representaba un respiro para muchos productores que veían con optimismo la temporada de cosecha después del severo impacto de la fatídica sequía de la campaña 2022/23.
Desde entonces, el devenir de los precios ha marcado un sendero acentuadamente bajista, tocando los 278 dólares por tonelada en esta última semana, casi 20% por debajo del promedio de septiembre pasado, y provocando una preocupación generalizada en el sector, que ha puesto en riesgo la rentabilidad de muchas explotaciones agrícolas.
El valor local de la producción de soja en la actual campaña 2023/24 se recortó en US$ 3.200 millones respecto de lo que se anticipaba cuando se definían las siembras y queda como el segundo valor más bajo desde el ciclo 2019/20, sólo por detrás del año de la sequía. Cabe considerar que a pesar de la buena producción en términos de volumen (50 millones, la más alta en 6 años), el efecto de la caída en los precios sobre el valor de la producción es significativo.
Si al valor local de la producción se le sustraen los gastos de cosecha, transporte y comercialización, se arriba al valor en campo de la producción. Tal cual se aprecia en el gráfico siguiente, la caída del valor en campo de la producción es significativa respecto de lo que se esperaba al momento de la siembra: casi US$ 2.800 millones menos que lo anticipado en septiembre.
Asimismo, si sustraemos los costos directos de producción (semillas, insumos y labores) del valor en campo de la producción arribamos al resultado bruto para el productor, que bajo el nuevo panorama se ubica en US$ 4.500 millones. Es menester aclarar que este número no contempla el pago de alquileres ni de impuestos, por lo que el resultado neto del productor se reducirá drásticamente deduciéndole esas erogaciones.
El resultado bruto para el productor se redujo un 40% respecto de los US$ 7.350 millones que se aguardaban obtener al momento de las siembras, una caída mayor al recorte en los precios (que fue del 20% desde septiembre pasado a la fecha). Esto toma mayor grado de gravedad considerando que, producto de la sequía, el resultado bruto del productor resultó negativo en la campaña previa, por lo que muchos productores se encuentran en una situación financiera compleja.