Una de las características que distingue al cultivo de las diferentes variedades de poroto es la corta duración de sus ciclos: de la siembra a la cosecha tarda apenas de 90 a 110 días. Por esa razón, el control de plagas se vuelve esencial: en un período tan escaso, cualquier ataque de insectos puede ser letal.
Pero a la vez, otra de las características de los porotos es que más del 90% se exporta y se destina a consumo humano directo, por lo que las condiciones de sanidad y salubridad que exigen los mercados compradores son cada vez más exigentes.
“En temporadas como la actual con muchos períodos de sequía y olas de calor, la presión de plagas como lepidópteros y trips se potencia. Los tratamientos usuales en Argentina se han venido realizando con insecticidas que están siendo dados de baja en los principales destinos poroteros del país”, comenta el CEO del sistema de control de gestión y trazabilidad en el uso de defensivos agrícolas Agtrace, Adrián Poletti.
Asimismo, destaca que otra falencia es que estos productos son potenciales generadores de resistencias. Por eso, buscar insecticidas que tengan otros modos de acción, con menor impacto ambiental, puede ayudar a evitar que esas resistencias aparezcan.
“Si tenemos herramientas que consiguen esta rotación de principios activos y a la vez sin restricciones de uso, lo que nos permite validar el control ambiental y la salubridad alimenticia que requieren los clientes, es espectacular”, menciona Poletti.
Una bacteria anti insectos
En ese sentido, para Poletti una herramienta muy útil es el insecticida Quintal Xtra de Corteva Agriscience. “Su potencialidad está dada por su eficacia en el control de trips y lepidópteros, pero en base a una formulación que arroja bajos Límites Máximos de Residuos (LMR), por lo que no hay restricciones en términos de uso”, dice.
Este producto tiene bajo impacto ambiental porque su principal modo de acción está dado por una spinosina (cuyo nombre comercial es Spinoteram): metabolitos derivados de una bacteria que combate a los insectos; es decir, un control de origen natural. A eso se suma la molécula metoxifenocide (Intrepid) que le confiere una elevada persistencia manteniendo los estándares de bajo impacto ambiental.
“Spinoteram ofrece efecto de contacto como también de ingestión: aporta rápido volteo y control sobre trips, pero también de orugas falsas medidoras, principales plagas del cultivo de poroto. Mientras que Intrepid mejora la persistencia: el cultivo está protegido por un período de 15 a 20 días”, explica Francisco Tonda, Product Manager del Portfolio de Insecticidas de Corteva.
En el caso del control de trips, es fundamental porque los daños que puede provocar son mayores: las orugas defolian las hojas, pero permiten el paso de la luz para que la hoja que está debajo pueda compensar en parte este efecto. En cambio, los trips la raspan y no permiten esta compensación parcial comentada, por eso la importancia de controlar esta plaga que termina teniendo un impacto importante en el rinde del cultivo.
La dosis recomendada es de 120 a 150 centímetros por hectárea, dependiendo del estadio en que estén los cultivos y la presión de las plagas.
“Es una dosis competitiva, ya que las diamidas que son las más usadas, necesitan levantar dosis para Falsa Medidora y no tiene control de trips, por lo que Quintal Xtra termina siendo el control más rentable vs la competencia en las plagas mencionadas”, valora Tonda.