Hace aproximadamente tres meses que venimos hablando del famoso coronavirus que se inició China, se propagó por el país asiático, luego en Europa y ahora en América. La Organización Mundial de la Salud lo declaró “pandemia”, lo que significa que es una enfermedad epidémica que se extiende en varios países del mundo de manera simultánea.
¿Y cómo afecta al mercado de granos? Desde que se conoció el primer caso a principios de enero el Índice de Commodities, que agrupa a 19 materias primas, cayó casi un 35% frente a lo que ocurrió en epidemias anteriores donde la baja fue mucho menor (en el orden del 10%).
Hay que tener en cuenta que el petróleo, que también se encuentra dentro del Índice, se derrumbó más del 50% en el último mes, por problemas entre países productores primero y luego, por la caída en la actividad como consecuencia del coronavirus. Esta pandemia mantiene al mundo y a sus mercados en alerta. Los gobiernos han tomado medidas tanto para frenar la expansión del virus (como la cuarentena obligatoria) como para compensar las secuelas del impacto en la actividad económica y el consumo. Nuestro gobierno decretó el aislamiento social, preventivo y obligatorio desde el 20 de marzo hasta el 31 de marzo y es muy probable que la medida se prolongue por dos semanas más. Sin embargo, la producción y comercialización agrícola fue una de las actividades que quedó excluida por ser crucial para garantizar el abastecimiento interno y del mundo.
Mientras tanto en el campo se avanza con la cosecha de la gruesa. La de maíz siguió a un ritmo lento sobre el 16% del área y en algunas zonas ya comenzó la de soja que cubrió el 5% de la superficie. Se espera que en los próximos días la recolección de la oleaginosa tome impulso en la región central del área agrícola pausando la cosecha de maíz.
Esto complicaría aún más el panorama del cereal, cuyos precios reflejan la necesidad de los compradores por recibir mercadería. En los últimos días, ante el contexto de aislamiento obligatorio, muchos municipios comenzaron a restringir el ingreso y salida de camiones de sus territorios generando dificultades de logística en plena cosecha.
Esta situación complica las entregas pese a que los puertos continúan operando con normalidad y tomando las medidas necesarias ante la situación sanitaria. Hay relevados cerca de 80 municipios que limitan el ingreso. Además, los barcos extranjeros deben cumplir cuarentena en los puertos.
La contracara son los compromisos de los exportadores que suman unos 2,6 millones de toneladas de maíz a embarcar hasta mediados de abril y para lo que necesitan unos 4.800 camiones diarios frente a los 1.200 que ingresaron en promedio en la última semana. Los números hablan por sí solos. Las dificultades logísticas podrían intensificarse con el correr de los días y así también las consecuencias en todo el mercado y la cadena comercial.
La soja podría favorecerse porque muchos priorizan su cosecha en detrimento del maíz. Y a nivel internacional se observó un intento de recuperación de la mano de potenciales problemas de oferta por las restricciones en Sudamérica pero que no duró mucho ya que aún prevalece la incertidumbre por el coronavirus.
Es momento de ser precavidos y previsores en las decisiones, intentando aprovechar las oportunidades que no da el mercado pero teniendo en cuenta que hay muchos factores jugando en la determinación de los precios y que en ciertos casos no tienen nada que ver con los fundamentos propios de los granos.
Autor: Equipo de Análisis de Mercados de Fyo