La producción ganadera es una de las industrias más representativas de la economía argentina. Solo la actividad primaria factura más de US$ 7.000 millones cada 12 meses; es decir, el equivalente a lo que recaudó el Estado en concepto de los derechos de exportación en soja, cada año, durante la última década.
Sin embargo, los índices productivos se mantienen estancos desde hace al menos 25 años, con niveles nacionales de preñez y destete que no pueden romper el tantas veces mencionado techo del 60%.
Tal como se destaca en la editorial de esta publicación y en el marco de su 15º Aniversario, MOTIVAR se ha planteado este año el desafío de reunir el testimonio de referentes y expertos en las actividades más destacadas de la producción animal nacional. Y es en ese sentido, que compartimos una interesante charla con el asesor veterinario y consultor Federico Santangelo, director de Agroideas, quien analizó pasado, presente y futuro de la ganadería nacional.
Motivar: ¿Cuál es hoy la foto de la ganadería argentina?
Federico Santangelo: El sector sigue con la problemática que se originó entre 2008 y 2009 cuando se liquidaron 12 millones de cabezas.
Hasta ahora, apenas se recuperó entre un 40% y un 50% de ese stock. Eso te habla de una escasez en la oferta de carne que llevará muchos años más en recuperarse.
M: ¿Qué alternativas existen para avanzar en esta recuperación?
FS: En aquel momento generamos un modelo de simulación que trazaba la recuperación en un período de 10 años y medianamente se viene cumpliendo, aunque claro que en esos tiempos Argentina producía 3,3 millones de toneladas de carne al año y ahora estamos en los 2,7 millones. Es decir, nos están faltando al menos 500.000 toneladas que, por lo pronto, son las que no se exportan.
La suma de la escasez de oferta de hacienda (terneros y novillos), de faena y, por ende, la falta de carne, explican que los precios hayan subido.
A su vez, el sector sigue haciendo las cosas mal en términos de producción y el 60% de destete ya es una cifra histórica que parece imposible de rebatir.
M: ¿Considera realmente que es imposible mejorar ese índice?
FS: La solución a esta problemática está en incrementar la eficiencia productiva y, por ende, los volúmenes. Para romper esos límites sin dudas se debe trabajar en los cuatro pilares de una buena producción: manejo, nutrición, sanidad y genética.
M: Pero eso tiene un costo, ¿es viable que los productores inviertan en esos aspectos para incrementar los volúmenes actuales?
FS: A la hora de invertir, dentro de estos cuatro pilares, hay dos con mayor demanda de capital: nutrición (implantación de pasturas) y la genética. En cambio, si el productor pretende mejorar la producción con baja inversión tiene que pensar en un buen manejo y atender la sanidad del rodeo.
M: ¿Por qué no se invierte más si está probado que el retorno puede ser mucho mayor al mejorar aspectos como la sanidad?
FS: No sé si es cultural o dónde está la falla. El criador es un eslabón clave si se quiere mejorar la eficiencia productiva y la tecnología está disponible.
Quizás como veterinarios no sabemos comunicar la correcta implementación de un modelo sanitario sustentable; nos detenemos en su costo y no en el beneficio.
Sin embargo, hoy vemos un contexto benévolo para el sector agropecuario con una agricultura rentable y una ganadería que también lo es. Lejos de la amplia brecha entre los márgenes que ambas actividades manifestaban en la última crisis de 2008-2009, actualmente la posibilidad de diversificar el riesgo es una opción viable y eso de algún modo, junto a un cambio generacional en las empresas agropecuarias, abre la posibilidad de incrementar la producción cárnica argentina.
M: ¿Cuál es el modelo más sustentable para invertir en ganadería?
FS: Hoy el modelo ganadero con mejor margen es la recría intensiva.
Incentivamos a los criadores a avanzar algo más en la cadena, implantando pasturas o verdeos para tener hasta cinco terneros por hectárea. El objetivo es sumarles 120 kilos adicionales a los animales, en un período de seis a ocho meses a pasto y -en lugar de sacar al ternero de destete de 180 kilos- llevarlo a los 280 o 300 kilos. Para ello será necesario no perder de vista la sanidad y el manejo de la hacienda. Este modelo está probado y arroja un margen bruto anual de $9.600 por hectárea. Si la actividad se realiza sobre suelos arrendados, la rentabilidad neta anual puede superar el 13% en dólares.
De este modo, el modelo se presenta como una manera de diversificar el riesgo y optimizar el uso de la explotación, haciendo agricultura y ganadería, sin resignar márgenes.
M: ¿Qué pasa con los márgenes en el resto de los eslabones?
FS: Hoy los márgenes en cría se están acotando porque el precio del ternero subió muchísimo a fines de 2015 (hasta un 50%) pero luego se estancó; a tal punto que tenemos precios relativos incluso por debajo a los de hace un año.
Aún no se puede decir que es un escenario malo, pero los costos van ganando terreno. En un modelo con buena eficiencia productiva (un nivel de destete del 84%, sobre suelo arrendado) el margen neto por hectárea ronda los $600 anuales.
En el caso de los feedlots, los márgenes son muy justos y, desde hace un año, cuando el precio del maíz subió, la situación se tornó aún más complicada.
Fuente: Revista Motivar