Sometido constantemente a variaciones climáticas abruptas, el oeste bonaerense posee muchas limitantes: bajos salitrosos, suelos arenosos y campos quebrados. Es una región en la que cada centímetro de precisión obtenido cuenta como ganancia. Esto la convierte en un terreno propicio para el desarrollo del manejo variable, una práctica que minimiza los márgenes de error, eleva los pisos de rendimiento y otorga a los productores mayor previsibilidad y eficiencia en sus esquemas productivos.
“En nuestra zona, el 95% de los lotes justifica la ambientación y la siembra variable”, ratifica Alfonso González, responsable técnico de Agroyunta S.A., distribuidor RED IN de Nidera en el partido de Trenque Lauquen y alrededores. “Son campos muy heterogéneos, en los que podés alcanzar un rinde promedio de 11.000 kg/ha y 50 kilómetros más allá la media baja a 8.500 kg/ha”, agrega el ingeniero agrónomo, quien hace pocas semanas participó de una capacitación brindada por la semillera en la que tuvo contacto con la nueva herramienta digital de la empresa: “Sistema de Manejo Variable”, un nuevo módulo de Nidera Recomienda.
“La jornada fue muy positiva y aportó muchísima información sobre los distintos materiales que ofrece la empresa, aunque la gran novedad fue la innovación tecnológica para ajustar densidades. Creo que este tipo de prácticas puede traer muchos beneficios para los productores locales, además de bajar los costos en general”, comenta el especialista sobre el nuevo servicio gratuito lanzado por Nidera, que brinda recomendaciones de densidad de siembra de los distintos híbridos de maíz de acuerdo al potencial de cada ambiente.
“Ya hemos probado este nuevo sistema de Nidera con dos clientes y la perspectiva hasta el momento es alentadora”, anticipa. Sin embargo, González reconoce que la dosificación variable aún no es un manejo muy extendido en la región y apunta principalmente a dos causas. En primer lugar, la incorporación de maquinaria y tecnología adecuada para llevar adelante este tipo de tareas sigue siendo un déficit. “Es un tema donde se ha avanzado mucho igualmente. En la actualidad, los contratistas han evolucionado considerablemente en la materia y hay un gran porcentaje de máquinas preparadas para llevarlo a cabo”, señala.
En tanto, el segundo punto ocupa, según su mirada, un lugar de mayor dimensión y más difícil resolución. “Para lograr que este tipo de prácticas se instale hace falta primero que el productor tenga la ambientación de sus lotes, que no es un mapa de rendimiento sino algo mucho más amplio y completo. Y en nuestra zona hay muy pocos productores que cuentan con este tipo de datos. Todavía falta conseguir ese primer eslabón de la cadena, para que a partir del conocimiento de los híbridos, ajustados a la densidad del ambiente de cada lote, nosotros junto con el productor, podamos hacer la mejor recomendación posible”, reflexiona el consultor privado.
Durante la capacitación organizada por la semillera, González se sorprendió además por los excelentes resultados del AX 7761, uno de los materiales con mayor potencial del mercado, ideal para planteos ofensivos donde se buscan rindes máximos con altas densidades por hectárea. “Al principio pensaba que era más adecuado para otras zonas, pero vi que ajustando la densidad se podía adaptar perfectamente a nuestra zona”, refiriéndose al híbrido que llegó a obtener rindes de 12.400 kg/ha en la pequeña localidad de Corazzi, al sur del partido de Trenque Lauquen.
Otro de los materiales que mejor se adaptan a la zona sigue siendo el AX 7784, que además de mostrar un altísimo potencial, posee un porte de planta alta y muy buen tamaño de espiga, alargada y fina. “Es bastante elástico en cuanto a fechas de siembra y densidades, lo que te permite ajustarlo siempre de manera eficiente”, asegura el técnico sobre este híbrido de ciclo intermedio.
Por último, González considera que aunque las condiciones no sean las más favorables, el cultivo de maíz seguirá creciendo en la zona. Por un lado, el promedio de lluvias es mucho menor que la media anual histórica para la región. La falta de humedad en el perfil y en la capa superior de los campos retrasó las labores de siembra del cereal.
Sin embargo, González estima que el área destinada al girasol va a bajar por una cuestión de mercados y precios, y casi la mitad de esa superficie podría ser ganada por el maíz. “En función de la expectativa inicial que había al comienzo de campaña, el área de maíz va a bajar. Si se esperaba una suba del 30% con respecto al año pasado, ahora pensamos que va a ser del 10%”, culmina.