Ante los cuestionamientos al glifosato y su categorización como probable cancerígeno por la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), la Autoridad Europea en Seguridad de los Alimentos (EFSA) reevaluó dicho herbicida y contradijo al IARC declarando que ¨ la evidencia no proporciona ningún dato creíble que sugiera una relación entre el glifosato y el cáncer¨.
Además, coincidió con la reciente evaluación de la Agencia Reguladora del Manejo de Plagas de Canadá (PMRA), concluyendo que el glifosato no demuestra propiedades carcinogénicas ni mutagénicas, y que tampoco tiene efecto tóxico sobre la fertilidad, la reproducción o el desarrollo embrionario.
Las conclusiones de estas destacadas instituciones se suman a los estudios de la Agencia de Protección del Ambiente (EPA) de Estados Unidos, el Instituto Alemán de Evaluación del Riesgo (BfR) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), entre otros, que indican que el glifosato no presenta un potencial carcinogénico, y que el uso correcto del producto es seguro y no presenta riesgos. También las agencias regulatorias de los 140 países donde está aprobado su uso, confirman la seguridad del producto.