Para la edición 2017 de AgroActiva, que se llevará a cabo del 31 de mayo al 3 de junio, en Armstrong, Santa Fe, una de principales novedades será un espacio donde la tecnología aplicada al agro sea punto de encuentro para ingenieros y asesores. Dentro de la Tecnoplaza, que estará ubicada en el corazón de la muestra, los semilleros, las empresas de agroquímicos, la industria del fertilizante, las entidades relacionadas a la investigación y las cámaras empresariales podrán mostrar a los visitantes todo su potencial.
La Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid) es una de las instituciones que apoya la realización de esta sub-muestra dentro de AgroActiva porque, según su vicepresidente, el ingeniero agrónomo, David Roggero “es una importante exposición del campo argentino y es por eso que decidimos acompañarlos y sinergizarnos para trabajar a futuro”.
El principal objetivo por el cual la organización de AgroActiva decidió la creación de la Tecnolplaza es el de darle un lugar de relevancia a la tecnología aplicada al agro. En ese contexto, el directivo de Aapresid consideró que como institución “hay mucho potencial para explotar dentro la muestra. Tenemos muchas cosas para mejorar de cara a 2017 y espero que podamos sacarle el jugo a AgroActiva”.
Aapresid es una organización no gubernamental, sin fines de lucro, integrada por una red de productores agropecuarios que, a partir del interés en la conservación de su principal recurso, el suelo, adoptaron e impulsaron la difusión de un nuevo paradigma agrícola, basado en la Siembra Directa.
“A través de la institución intentamos ser un faro en relación a la innovación tecnológica”, contó Roggero y agregó que “si logramos cumplir con ese objetivo creo que tenemos cosas para compartir en la Tecnoplaza como puede ser la agricultura certificada, los resultados que se están obteniendo dentro del programa del Sistema Chacra, y muchas otras cosas más que podemos compartir en ese punto de encuentro”.
Mirada al futuro
La nueva agricultura procura aumentar la productividad sin los efectos negativos propios de los esquemas de labranzas. Y es una auténtica respuesta al gran dilema entre producción y sustentabilidad que hoy enfrenta la especie humana: Producir alimentos, fibras y biocombustibles, manteniendo en equilibrio las variables económicas, éticas, ambientales y energéticas de nuestra sociedad.
“La que tiene el sistema de agricultura en Argentina es que una gran cantidad de superficie cultivable no está inmersa en la siembra directa”, indicó el ingeniero agrónomo. Y recalcó que no es porque no se practique ese método de implantación, sino que “el planteo, la certificación y otras variantes no son las correctas. Ese es nuestro desafío de cara al futuro”.
Además, destacó que una de los objetivos planteado de cara al futuro está vinculado estrechamente al ámbito social. “El resto de la sociedad nos ve de una manera que no es la que nos gusta”, confesó Roggero y es por eso que “a través de Agricultura Certificada (AC) podemos demostrar que el que hace las cosas bien puede mostrarlas”, afirmó.
Agricultura Certificada
La AC es la denominación que Aapresid eligió para su nuevo gran desafío: el de difundir y propiciar la utilización de un sistema de gestión de calidad, específico para esquemas de producción en Siembra Directa.
La implementación de un sistema de gestión de calidad ambiental y productiva implica no sólo realizar una agricultura precisa, rentable y sustentable. La meta final es alinear los objetivos, muchas veces contrapuestos, de producir más y simultáneamente conservar e incluso mejorar el ambiente.
En sí misma, la AC consta de dos elementos constitutivos básicos: un manual de Buenas Prácticas Agrícolas (BPAs); y un protocolo de uso, medición y registro de indicadores de gestión ambiental, con foco en el recurso suelo.
“Queremos tratar de que se implemente más este tema porque nos puede hacer trabajar de manera más cómoda con el resto de la sociedad”, finalizó Roggero.