Se llevó a cabo el Seminario Internacional de Cambio Climático y Seguridad Alimentaria Global, con el objetivo de analizar el aporte de la agricultura a la mitigación del cambio climático y la contribución de los países del Cono Sur de América en la mejora del balance neto de carbono de los suelos.
La Secretaría de Gobierno de Agroindustria, el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) y el Grupo de Países Productores del Sur (GPS), organizaron el Seminario internacional sobre Cambio Climático y Seguridad Alimentaria en la ciudad de Buenos Aires. Allí se abordaron los temas de mayor preocupación global, y uno de ellos es el impacto de la agricultura en la emisión de los Gases de Efecto Invernadero (GEI). En este aspecto, se destacó el desafío que tiene la región de producir cada vez más alimentos haciendo frente a la mayor dificultad que impone un clima cambiante y también, hacia la mirada mundial que pone el foco en cuestiones como la ganadería o la deforestación en estas zonas.
Los especialistas que se dieron cita en dicho seminario remarcaron las oportunidades que tiene la región Cono Sur en mitigar los efectos de los gases en la atmósfera. Para explicar por dónde se puede mitigar tal efecto, se basaron en un trabajo de Ernesto Viglizzo, investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y del GPS, que pone el foco en las pasturas y su funcionalidad como sumidero de carbono, algo que abunda en estas tierras. Lo que ocurre es que el IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, por sus siglas en inglés), no toma en cuenta este aspecto para medir el impacto climático de cada país.
Para el Secretario de Gobierno de Agroindustria, Luis Miguel Etchevehere, el dinamismo en las cuestiones de cambio climático son moneda corriente. “El cambio climático pone en riesgo la actividad agropecuaria. Por eso estamos frente al desafío de producir cada vez más alimentos, y de mitigar el cambio climático a la vez, para que no afecte a dicha producción”, explicó. “Para esto tenemos que priorizar y difundir al mundo las bondades de nuestro sistema productivo”, dijo, al tiempo que manifestó su deseo de poder organizar un seminario similar en Europa.
Para el Director General del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), Manuel Otero, el cambio climático “está al tope de la agenda mundial”. En cuanto a la comunidad agropecuaria, el funcionario señaló que “han intentado muchas veces poner a la ganadería en el banquillo de los acusados, y cierto daño hicieron con eso, pero resulta inadmisible que se culpe al agro de todos los males. A su vez, en el agro, tenemos que dejar de defendernos para pasar a atacar y tomar posesión en todos los sistemas que representamos. En tal sentido, el IICA ayudará a todos los actores para llevar estos planteos con calma y objetividad. En un mundo tan globalizado no tiene sentido escondernos, y el acuerdo Mercosur- Unión Europea (UE) nos hace revalidar el compromiso”, expresó.
A su turno, Martín Piñeiro, miembro de la red Grupo de Países Productores del Sur (GPS), destacó que la totalidad de los países deben asumir la responsabilidad del cambio climático. “Los gobiernos y buena parte del sector privado hemos asumido el compromiso de que nuestro accionar debe estar atento a toda la comunidad internacional de forma equitativa y justa. Como país, debemos dar al mundo la información científica necesaria y prepararnos para la difícil tarea que tenemos por delante”, dijo en referencia al abastecimiento de cada vez más alimentos de Argentina al mundo en el futuro.
El Secretario de Gobierno de Ambiente y Desarrollo Sustentable, Sergio Bergman, informó que “el cambio climático no es el problema sino el síntoma”. En sintonía con Lino Barañao, Secretario de Gobierno de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, priorizó la ciencia y la técnica para poder paliar los impactos de la humanidad en el planeta tierra. Y destacó el compromiso del actual Gobierno con el medio ambiente. “Mauricio (Macri) suscribió al Acuerdo de París ni bien asumió, y ese fue el rumbo a seguir para todas nuestras políticas a futuro”, expresó Bergman. Pero advirtió que hay que actuar con cuidado. “Tampoco podemos permitir que los que tienen poco se queden sin nada. Hay que medir y repartir con justicia; no pueden pagar lo mismo los países que hace años causan impacto en el ambiente”, afirmó.
Barañao remarcó la importancia de “aportar datos científicos para luego poder empezar a reducir el impacto ambiental, y también poder defender la técnica de nuestros métodos. En este contexto vemos más las oportunidades que las amenazas”, expresó.
Luis Urriza, Subsecretario de Agricultura de la Nación, destacó la oportunidad y el desafío que tiene la Argentina de producir más con una mayor mitigación del cambio climático. “Estamos todos en el mismo barco, desde el más productivo al más ecologista. Pero podemos producir más carne con las mismas cabezas de ganado”, ejemplificó.
El Secretario de Cambio Climático y Desarrollo Sustentable, Carlos Gentile, destacó que el agro es el más afectado por el cambio climático, porque sufre sus consecuencias, aunque al mismo tiempo es responsable, tanto de mitigar como de adaptarse a los cambios para seguir produciendo. “Para lograr hambre cero, es fundamental la seguridad alimentaria, la cual se ve afectada por el cambio climático. El año pasado se perdieron 6 millones de dólares por la sequía sufrida en Argentina; así que hay que trabajar, y una vía es funcionar como reservorio de carbono dentro de nuestros pastizales”, explicó.
Kelly Witcowski, del Programa Agricultura y Cambio Climático del IICA, recordó que para el 2050 habrá 10 mil millones de personas en el mundo, y que se necesitará un 70 % más de alimentos, un desafío que se vuelve muy complejo en situaciones de cambio climático. Remarcó un potencial y una debilidad en el agro, y dijo que, “por un lado las emisiones agropecuarias se duplicaron en los últimos 50 años, y se prevé un aumento del 30% más para 2050 si no buscamos una solución efectiva y conjunta al problema. Pero, por otro lado, el agro funciona como sumidero de carbono, y esto es un aspecto positivo para disminuir los GEI”.