Un virus poco descrito para Argentina y que produce signos similares a los de la fiebre aftosa fue identificado en un rodeo bovino de la provincia de Salta, según informaron desde la Agencia CyTA de la Fundación Leloir.
El virus de la estomatitis papular bovina fue detectado gracias a trabajos de investigación a campo liderados por Juan Francisco Micheloud, del Instituto de Investigación Animal del Chaco Semiárido (IIACS) que depende del INTA, con sede en Cerrillos, Salta; y Andrea Peralta, bióloga del CONICET en el Instituto de Biotecnología del INTA Castelar.
“El patógeno produce lesiones que pueden llegar a confundirse con fiebre aftosa. Y considerando que Salta es zona de frontera con países limítrofes que tienen presencia de la enfermedad, es importante indicar esta diferencia para no causar alarma entre los productores y las autoridades sanitarias”, afirmó Micheloud, jefe de Grupo de Trabajo de Patología, Epidemiología e Investigación Diagnóstica del Área de Sanidad Animal del IIACS, que depende del Centro de Investigaciones Agropecuarias (CIAP) del INTA.
El trabajo de campo que permitió el hallazgo es fruto de la constante colaboración de un grupo de alumnos avanzados de la carrera de veterinaria de la Universidad Católica de Salta (UCASAL).
El virus de la estomatitis papular bovina está presente en muchos otros países del mundo, pero en Sudamérica sólo hay descripciones de casos en Brasil y ahora en Argentina.
“Falta información para poder formular una hipótesis válida sobre cómo llegó el virus al país. Nosotros creemos que está presente desde hace tiempo pero que había pasado desapercibido. Si bien no es capaz de causar la muerte por sí solo, puede inducir importantes pérdidas en los rodeos afectados ya que los animales enfermos son renuentes a alimentarse y facilita la infección por patógenos secundarios”, afirmó Micheloud, quien también es profesor adjunto de la Cátedra Práctica Hospitalaria de Grandes Animales en la UCASAL.
En el bovino, el virus identificado causa lesiones dolorosas principalmente en la mucosa de la lengua, los labios y las encías, aunque también puede encontrarse lesiones en las ubres. Por el dolor que producen estas lesiones, los terneros dejan de alimentarse y se debilitan. “Las pústulas o vesículas recién formadas pueden ser confundidas con fiebre aftosa para una persona no experimentada, por lo que es necesario llegar a un diagnóstico preciso y certero, explicó Micheloud.
La fiebre aftosa es una enfermedad de denuncia obligatoria y son conocidos los efectos de su aparición sobre la ganadería en el país. Por este motivo, es necesario conocer la circulación de patógenos capaces de producir enfermedades similares, para no confundirlos y así establecer una correcta sospecha de la zoonosis, indicó el investigador.
Estudio minucioso
Entre junio y agosto de 2018, los científicos liderados por Micheloud tomaron muestras en un rodeo de Salta e identificaron la presencia del virus de la estomatitis papular bovina en 33 terneros de entre 2 y 20 días de edad. “Mediante análisis molecular descartamos la presencia de otros agentes virales que podrían producir un cuadro clínico similar”, afirmó Peralta.
El especialista advirtió que el personal de campo y los veterinarios deben tomar medidas profilácticas al atender casos sospechosos de estomatitis papular. “Las personas que entran en contacto directo con las lesiones del animal pueden contagiarse y presentar llagas en la zona de las manos”, explicó Micheloud. Y agregó que este tipo de hallazgos “realzan la importancia del mantenimiento de los servicios de diagnóstico como medio de vigilancia para la detección de enfermedades que ocurren en el territorio. Es imperioso mantener un sistema de cobertura nacional que tenga capacidad de detectar los eventos sanitarios en tiempo y forma”.