Si bien La Niña podría ser de tipo débil o moderada, la mayor “señal climática” que afecta a la producción agrícola de Argentina (y sur de Brasil) ya está marcando la tendencia de las lluvias en el período estival. Los modelos numéricos que pronostican las fases del ENSO (El Niño, oscilación del sur) están señalando la instalación de “La Niña”.
La Figura 1, cuya fuente es el IRI (IRI, USA), muestra la probabilidad de aparición de las 3 fases del fenómeno y es claro ver “La Niña” tiene una alta probabilidad de ocurrencia. De hecho, para el trimestre octubre-noviembre-diciembre del corriente año el valor es del 74 %. Tomé dicho trimestre pues es el primero de los que afectarán a la cosecha gruesa nacional y “entraremos” bajo el efecto de una NIÑA, cuyo efecto físico es inhibir los flujos de humedad que el país recibe desde Brasil durante el período octubre-marzo (semestre cálido). Por ello, la intención del título de afirmar: “cosecha gruesa bajo alerta amarilla”.
Figura 1
La física del ENSO es muy complicada y los modelos de predicción de su comportamiento tienen un “skill” bajo si bien en la última década se ha avanzado mucho en sus resultados, y tenemos que tener presente que LA NIÑA es la fase ENSO menos deseable para el sistema de producción agrícola en Argentina. A modo de expresar numéricamente lo anterior, la Figura 2, muestra el pronóstico de lluvias en parte del sudeste sudamericano para el trimestre octubre-noviembre-diciembre, donde se observan probabilidades altas de transitar un evento seco en las zonas más importantes de Argentina y sur de Brasil.
Figura 2
Hay muchas cuestiones que en definitiva van a definir los reales patrones de lluvia durante el semestre cálido y éstas obedecen a los efectos regionales que aparezcan por bloqueos (secos y húmedos), comportamiento del Atlántico, frecuencia e intensidad de sistemas atmosféricos, alteraciones de flujos de humedad, entre otros. Estos no son pronosticables a largo plazo y conforman lo que denominamos volatilidad. Pero en la escala grande, en caso de que La Niña sea moderada “jugará” en contra, y es una señal a tener en cuenta.
En la gran escala, el efecto de las dos peores Niñas en la Región Pampeana
Cuando vemos lo que ha ocurrido en anteriores eventos NIÑA tomamos en cuenta los impactos negativos en los rendimientos de los cultivos de verano. Los últimos “recuerdos” nos llevan a las campañas 1988/1989 y 2008/2009 y, a modo de ejemplo, tomamos los análisis que hacemos (Elorriaga, grupo GEA), de cómo fue la distribución de agua útil en las campañas 1988/1989 y 2008/2009 (el lector puede referirse a los rendimientos obtenidos de soja y maíz en esas campañas). El resultado realmente “asusta”, pero esto no pasa por el miedo, sino por tratar de entender mejor lo que puede ocurrir, sin generar “escenarios catástrofes”, pues como expresé, al escenario Niña se le acoplan los efectos regionales que pueden amortiguar o incrementar los impactos, de hecho tenemos registradas todas las niñas, y algunas se han “portado bien”.
¿Cómo se comportaron las 2 peores Niñas en la región núcleo?
La Niña 1998/99 actuó en su forma más severa sobre el 62% de la región núcleo. En cambio, en la 2008/09 se ensañó con en el NE de Buenos Aires, afectando en su mayor grado a un 37% de la zona. En ese evento, la anomalía en los alrededores de Rosario casi no se sintió, y sin embargo, a pocos kilómetros, desde Maciel hacia el norte hubo un foco de acción reducida, pero también de alta intensidad.
Pero para saber esto fue necesario Identificar los eventos ENSO en los últimos 30 años, y hacer la representación de la distribución de agua útil y su anomalía, en cada caso. Cuando hay herramientas, o sea una red de estaciones meteorológicas, junto al diseño de algoritmos muy pragmáticos, se puede tenerun cálculo estadístico de lluvia para el período crítico de necesidades hídricas en la zona donde el productor sembrará. Un buen ejemplo de ello, es, como se muestra a continuación, los desvíos que tuvieron en esa campaña las reservas, comparándolas con las estadísticas de los últimos 30 años, para el trimestre diciembre-enero-febrero. Esto es muy importante, aparte, porqué se puede repetir el método para distintas ventanas de siembra y considerar el riesgo para cada una de ellas. Esto es hacer agricultura de precisión, teniendo en cuenta la variable que más impacta en la producción: el agua.
Fuente: GEA