El aumento en la tecnificación debe ser acompañado con el cuidado de la calidad obtenida en los procesos de conservación de forrajes en forma de heno, el cual no radica solamente en que se podrán obtener altos potenciales de rendimiento con el alimento suministrado, sino que reducirán considerablemente los costos del kilo de Materia Seca Digestible (MSD) utilizado para la producción de carne y leche.
Recordar siempre que la calidad del heno nunca será superior a la de la pastura que le dio origen, por lo que se debe partir de una pastura que haya recibido el mejor manejo posible y que haya sido cortada en el momento óptimo. No es lo mismo un heno de alfalfa, que un heno de moha, por ejemplo, y no deben ser considerados de la misma forma.
El corte es la primera etapa del proceso de henificación, a partir de allí la pérdida de calidad es inevitable, pero si se ajustan los factores se puede llevar a su mínima expresión. Se debe evitar trabajar con sistemas de corte ineficientes o desafilados que no producen un corte neto, o mal regulados que pueden provocar un repicado del forraje con pérdida de hoja, fundamentalmente en heno de alfalfa.
Hay que cortarle la respiración al forraje
Una vez cortada la pastura, es importante tener en claro que las pérdidas de calidad ocurren cuando el forraje continúa respirando. Esto es debido a que la respiración es un proceso de oxidación en el que se consumen azúcares, que en definitiva no llegarán a la boca del animal, deteriorando de esa forma la calidad final del forraje conservado. Dado que las pérdidas por respiración del forraje son bastante considerables desde el corte hasta que la humedad desciende al 50%, donde comienza a disminuir por muerte celular.
Las precipitaciones caídas en el momento de reposo del forraje en el campo también afectan al material, y dependiendo de su intensidad y duración lavarán en mayor o menor medida los nutrientes solubles que se encuentran en la planta. Es decir que la disminución del tiempo de respiración resulta de vital importancia, ya que la temperatura ambiente y el porcentaje de humedad de la andana inciden de manera directa en las pérdidas de materia seca (MS). Las mismas pueden alcanzar valores de hasta un 2% MS/hora de permanencia del forraje cortado en el campo.
Acondicionador para acelerar el secado
Para un adecuado proceso de oreado del forraje en el campo, es muy aconsejable elegir equipos de corte con acondicionador, los que aceleran el secado del tallo disminuyendo las pérdidas de hojas que se pueden producir por una mayor exposición en el campo. Estos implementos trabajan abriendo vías de escape en los tallos, facilitando la evaporación del agua que se encuentra en el interior de la planta.
Existen dos tipos de acondicionadores mecánicos
Los que son específicos para leguminosas, que trabajan produciendo quebraduras en los tallos de las plantas, lo logran mediante el paso de las mismas entre dos rodillos acanalados de goma o metal. Poseen estrías helicoidales o lineales y una separación entre ambos que permite quebrar los tallos sin llegar a aplastarlos. La intensidad de acondicionado se realiza mediante un tornillo que permite variar la distancia entre rodillos.
Cuando se trabaja con gramíneas, el sistema empleado es diferente. El acondicionado lo produce un rotor con dedos que impulsa el forraje contra el peine que lacera la cutícula de tallos y hojas, favoreciendo de esta forma la pérdida de humedad del forraje. En este caso la mayor o menor agresividad del trabajo se regula mediante la variación del ángulo de ataque del peine.
Cuando se trabaje con pasturas consociadas de gramíneas y leguminosas, se debe tener en cuenta que estas últimas tienen mayor facilidad de desprendimiento de hojas por lo que se deberán utilizar acondicionadores de rodillos, por lo tanto frente a la decisión de qué acondicionador comprar, en el 90% de los casos la decisión es rodillo doble de caucho.
Cuidado con la velocidad
Cualquiera sea el sistema de acondicionado empleado, la velocidad de giro de los rodillos o dedos debe ser tres veces mayor a la velocidad de avance de la cortadora, para que estos ejerzan un verdadero efecto de succión al forraje impidiendo de esta manera cualquier tipo de atoramiento que dificulte el trabajo.
Más ventajas
Otro de los beneficios que representa la utilización de los acondicionadores es la de igualar la velocidad de secado de las hojas con los tallos, no siendo necesario esperar hasta que la hojas estén excesivamente secas para iniciar la confección de los rollos. Esto evita el desprendimiento de las hojas y a su vez no se corre el riesgo de enrollar con los tallos húmedos, lo que trae aparejado el enmohecimiento o ardido del heno que se confeccione. Además, con este equipamiento se logra mayor presión de compactación en la confección de rollos por encontrarse los tallos más blandos y, en el caso de realizar henolaje, en el empaquetado existe menos riesgo de rotura del film al momento de empaquetar, por perforaciones causadas por los tallos. Para el trabajo con acondicionadores mecánicos, ya sean de dedos o rodillos, es necesario utilizar un sistema de corte alternativo o de platillos, debido a que entregan un manto uniforme de material. Esta es la razón por la que no se recomienda el acondicionado con máquinas como las hélices, ya que al acordonar el forraje cortado, no permiten un trabajo parejo y uniforme, trabajando sólo sobre la parte superior e inferior del cordón o andana sin lograr el efecto deseado.
Prestar mucha atención cuando se hilera con rastrillos
Al ser el proceso de manipuleo del forraje uno de los más peligrosos para la calidad del heno, se debe prestar mucha atención al trabajo de los rastrillos, dado que el uso excesivo de este implemento produce pérdida de hojas (la parte más nutritiva en el caso de las leguminosas). En base a esto, un punto relevante es reconocer la ineficiencia de la tecnología de hilerado utilizando rastrillos estelares, la cual es la más difundida en nuestro país. El uso de estos rastrillos produce una alta exposición a factores perjudiciales del material vegetal a empacar como son la tierra, el estiércol y rastrojos. Esto conlleva que se produzcan henos con alta proporción de tierra en su composición, trayendo como consecuencia una caída en su digestibilidad.
Fuente: Inta Precop