Podríamos duplicar la cantidad de carne disponible y generar un verdadero desarrollo social de la mano de la cadena de ganados y carne.
En base a que en los países más avanzados, las medidas políticas se analizan y se prevén pensando en el desarrollo económico de los principales sectores productivos, dichos países son los destinos elegidos a la hora de buscar ejemplos, asistir a capacitaciones, conocer el estilo de vida, y es por eso que coincidimos en la necesidad de asemejarnos como nación. Sin embargo, no siempre somos predecibles, no siempre coincidimos sobre todo cuando es nuestra rentabilidad la que se ve afectada. En esos casos es cuando se produce el quiebre entre los que sabemos que es correcto y la conveniencia personal que a veces cotiza más alto. No obstante, en la mayoría de los casos, aplicar las medidas correctas también es buen negocio. En el caso del peso faena, Argentina con la misma cantidad de cabezas podría producir el doble de toneladas de carne.
Pensar en una ganadería de futuro implica cambiar paradigmas antiguos, e implementar medidas aprendiendo de quienes ya lo han hecho alguna vez y han tenido éxito. Malas experiencias no han dejado beneficios a corto plazo y daños irreversibles de mediano y largo plazo y eso como país nos posiciona lejos del lugar que por ejemplo ocupan Canadá y Australia.
“Pensar en una ganadería de futuro implica cambiar paradigmas antiguos”
Producir responsable y sustentablemente es rentable. Aunque existen esfuerzos de la Organización Mundial del Comercio por regular y liberalizar el intercambio entre países, las barreras pararancelarias (y principalmente las fitosanitarias) son cada vez más aplicadas a la hora de importar bienes. En este sentido, las exigencias del mercado son cada vez mayores.
En nuestro país, la gran contradicción de estos últimos meses se produce en el sector ganadero cuando funcionarios del gobierno junto a dirigentes de raíz rural, toman decisiones que no benefician al futuro del país, que no acompañan al proceso de recomponer la nación en todos sus conceptos para de una vez por todas lograr el título de país normal, predecible y confiable.
Seguramente no obtendremos resultados diferentes haciendo lo mismo. ¿Cómo explicar que todavía existan dirigentes de instituciones agropecuarias, especialistas de la actividad, referentes, productores ganaderos, con posturas en favor de faenar “terneras de 260 kilos” menos de la mitad del peso que faenan en todos los países del mundo?
En función de poder proponer una mejora de la situación actual, deberíamos unirnos para pedir al gobierno nacional que instruya normativas estrictas, en virtud de proyectar un plan ganadero serio e instituirlo como política de estado de largo plazo, con medidas que contemplen elevar el peso de faena bovina de forma gradual a un ritmo lógico y posible de 30 kilos por año en machos y 20 kilos en hembras, para que en 2023 el peso mínimo sea de 450 y 400 kilos respectivamente. De esta manera, a partir de 2023, ya con la trazabilidad obligatoria de todo el rodeo nacional, se podrían implementar bonificaciones controlables para los kilos excedentes. El 2025 debería encontrar a la ganadería argentina en una situación acorde a las necesidades de estos tiempos.
“Es difícil comprender que todavía existan dirigentes con posturas en favor de faenar terneras de 260 kilos”
El concepto de la “ganadería de precisión”, que se parafrasea como muletilla infaltable en las charlas de consultores y referentes de la actividad, debería ser correspondida con acciones contundentes en tal sentido. El peso de faena, no puede ser tema de debate. Los ABC de la lógica del mundo, deben resolverse de forma simple, en virtud de enfocar el tiempo y la energía en los temas de real trascendencia, especialmente los referidos a la salud y bienestar animal, medio ambiente, y trazabilidad.
Latinoamérica, liderada por Brasil y Argentina, tiene la responsabilidad de ser parte de la solución a la demanda de proteínas que el mundo necesita. El agro, de la mano de la ciencia y el esfuerzo de los productores puso a nuestro país en el centro de la escena. La ganadería solo tiene que seguir la huella.
Autor: Roberto Guercetti