Si a ello le sumamos la mejora en los precios de este año, se eleva a un número importante, que va de 3300 millones de dólares a 4700 millones de dólares el no ingreso de divisas por el tema Propiedad Intelectual en semillas de soja respecto al trabajo realizado en 2021.
En las últimas campañas agrícolas hemos visto con claridad el crecimiento en área sembrada en detrimento de las oleaginosas (Soja fundamentalmente). Ello sin dudas responde a las expectativas de rentabilidad de las distintas rotaciones de cultivos y de allí el resultado final de la intención de siembra en las distintas zonas.
En varios trabajos realizados por la FPC, donde analizábamos los niveles de rendimientos de los distintos cultivos, ya adelantábamos un estancamiento en el cultivo de Soja. Mientras la productividad de Trigo y Maíz crecen al 1.5 y 2 % anual entre el 2000 y 2022, el cultivo de Soja solo crece al 0,5% anual.
Sin dudas muchos son los factores que pueden condicionar estos resultados anualmente, (clima, mercados, resultados económicos que condicionan los niveles de tecnología etc), pero es claro que tomando períodos de 22 años como en este caso las tendencias de rendimientos de los cultivos marcan la realidad de lo que pasa.
Cuando analizamos qué ha ocurrido en Brasil y USA que son nuestros principales competidores en el mercado mundial de esta oleaginosa, vemos claramente una tendencia distinta. Brasil y USA en el mismo período crecen en productividad al 1,5 y 1,84% versus el 0,8% de Argentina.
Brasil y USA crecen en sus rendimientos de Soja , según la tendencia de los últimos 22 años, 38 y 45 Kg/Ha y por año mientras Argentina solo crece 20 Kg/Ha y por año.
En el gráfico adjunto pueden observarse los rendimientos promedio de los últimos quinquenios en los tres países y en el mismo vemos claramente como Argentina se encuentra estancada y en los últimos 15 años Brasil y USA han crecido significativamente más que Argentina.
Un dato importante es el hecho del reconocimiento de la Propiedad Intelectual (PI) en la compra de semilla de Soja que se respeta en cada país. Información disponible muestra que mientras USA y Brasil logran un 100% y 75% de reconocimiento de la PI, en Argentina se llega solo al 30-35% en el mejor de los casos.
No reconocer la propiedad intelctual, para las compañías de semilla en Argentina, implica una sustancial reducción de sus ingresos.
Por el uso propio por parte del productor de Soja, al ser variedad y no semilla híbrida, se puede guardar semilla sin tener que comprarla todos los años y en la mayoría de los casos no se pagan regalías.
El resultado económico de los semilleros y criaderos condiciona su nivel de inversión de corto y mediano plazo para el desarrollo y mejoramiento de nuevos genotipos en cada país y ello es sin dudas uno de los factores que condicionan el crecimiento de los rendimientos en Argentina.
Los niveles de inversión de los líderes de la industria en investigación y desarrollo, producción y mejoramiento de semilla de Soja en USA y Brasil son 5 y 3 veces más grandes que en Argentina, referido a las Has que siembra cada país.
Tomando el promedio de rendimientos de Brasil y USA del último quinquenio (2017-2022) como 3,3 Tn/Ha, en realidad tienen 3,3 y 3,36 Tn/Ha respectivamente, comparado con los 2,78 Tn/Ha obtenidos en Argentina, para las 17 millones de hectáreas sembradas en promedio en los últimos 5 años, implica una diferencia de 8.84 millones de Tn anuales de soja que anualmente no ingresan al circuito comercial.
De esta forma la producción promedio del quinquenio 2018-2022 de 47 millones de Tn producidas en Argentina hubiera sido de 56 millones de Tn si tuviéramos los rendimientos medios de Brasil y USA.
Considerando los niveles de tecnología utilizados en los tres países como equivalentes y adaptados a las condiciones de cada uno, si atribuimos la diferencia de rendimientos medios al progreso genético logrado en cada país podemos decir que:
Considerando un valor FAS promedio de 350 U$A/Tn como promedio, el productor recibe un ingreso inferior de 3.100 millones de dólares anuales, (la diferencia entre las cifras FOB y FAS son gastos y derechos de exportación.)
Esto es que por cada hectárea de soja sembrada, el productor en Argentina hubiera ingresado 182 U$A adicionales por un mayor rendimiento de su cultivo.
Atendiendo a las actuales necesidades del País, deberíamos también entre muchos otros temas, revisar el cumplimiento de la ley de semillas vigente y promover el respeto de la propiedad intelectual que hacemos en Argentina.
Solo de esta forma se logrará una mayor inversión en mejoramiento genético por parte de los semilleros y con ello una mejora en la producción global.
Autor: Ing. Gustavo Oliverio (Fundación Producir Conservando)