Esto puede ser un buen indicador de problemas potenciales que pueden aparecer cuando empieza a dar de comer el ensilado de la cosecha nueva. También puede ser útil para decidir si hay que pedir al laboratorio un análisis de perfil de fermentación.
El ensilado bueno
El ensilado que se fermenta normalmente, puede oler ligeramente dulce, pero típicamente tiene poco olor porque el ácido más prevalente es el lactato, que casi no tiene olor. Un olor ligero a vinagre es otra posibilidad para el ensilado normal, porque el ácido acético es el segundo producto final de la fermentación y es muy volátil.
El ensilado malo
Un olor fuerte a vinagre, usualmente acompañado por un color amarillo, indica que el ensilado contiene más ácido acético que ácido láctico. Esto es debido a los números bajos de bacterias productoras de ácido láctico y puede ocurrir cuando la cosecha tiene niveles bajos de azúcar o se ensiló muy húmedo.
El ensilado más malo
El ensilado con un olor rancio, pútrido o con olor a pescado, de color amarillo verdoso y textura resbalosa es el resultado de la fermentación clostridiana. Hay un buen número de especies clostridianas que afectan al silo. Algunas convierten el ácido láctico y el exceso de azúcares de la planta en ácidos butírico y acético.
Otros clostridios desdoblan las proteínas de la planta, convirtiéndolas en amoniaco y una variedad de compuestos de nitrógeno no proteico y algunos de estos, como la putrescina y la cadaverina, tienen un olor particularmente desagradable, como se puede esperar por sus nombres. La combinación de olores de estos compuestos y el ácido butírico, pueden deprimir el apetito. La fermentación clostridiana normalmente reduce el valor de la energía y proteína del ensilado.
¿Qué pasa con el ensilado de heno?
El ensilado de heno con un olor a caramelo o a cocinado, al igual que el tabaco o el azúcar quemado, usualmente ha sido calentado excesivamente (a más de 49º C), es de color café oscuro o negro y frecuentemente parece estar seco. Este ensilado tiene contenido reducido de energía y proteína disponible, y es causado por el exceso de oxígeno en la masa del forraje, que permitió que se prolongara la respiración. Las tasas de llenado lento, la compactación pobre, el forraje muy maduro o seco, y las longitudes excesivamente largas de la cosecha, son las causas potenciales del problema.
Otros problemas
El ensilado con olor pungente y dulce, con color normal es el resultado de los niveles altos de ácido propiónico, que pueden ser debidos a los niveles bajos de azúcar en la cosecha de forraje o aditivos conteniendo ácido propiónico.
El ensilado con olor a alcohol indica comúnmente fermentación por levaduras y puede reducir la ingestión de materia seca. En algunos casos (el etanol es el más común) el ensilado reacciona con los ácidos de las plantas para formar ésteres que le dan un olor a frutas, dulce, al ensilado. Un olor a acetona o solución para disolver el esmalte de uñas, en el ensilado de maíz, puede aparecer por contenido de ésteres, pero las levaduras no se encuentran usualmente en este ensilado.
Vigile los mohos
El olor a moho y el calor, indica niveles altos de mohos en el ensilado, que ocurre después de exponer el ensilado al oxígeno. El ensilado calentado tiene también un olor a tierra, si hay bacilos presentes. Las especies de bacilos son comunes en la tierra y el estiércol, y crecen normalmente en el ensilado después de la exposición a oxígeno, permiten el crecimiento de levaduras que empiezan el proceso del deterioro del ensilado.
El olor y el color no son usados directamente al formular las raciones, pero pueden dar indicios excelentes sobre la calidad del forraje. Si sospecha de mala fermentación, puede analizar muestras para el perfil de aminoácidos, además de la composición típica de nutrientes. Los resultados pueden ayudar a ajustar la ración, de modo que el forraje pobremente fermentado tenga un impacto mínimo. Estos indicios pueden ayudarle a identificar áreas en donde el manejo del ensilado pueda beneficiarse afinándolo.
Por Coleen Jones – La autora es una especialista de la Universidad Estatal de Pensilvania. – Publicado en la revista Hoard´s Dairyman en setiembre de 2019