Lo único constante, en cuestiones de clima, es lo variable. Así de contradictoria es esta rama de la ciencia que intenta predecir lo que sucederá en referencia a las precipitaciones y temperaturas. Más aún cuando condiciona e influye directamente en el éxito o no de un sistema productivo.
Así lo entiende Carlos Di Bella –director del Instituto de Clima y Agua del INTA Castelar– quien asegura que “el patrón medio de los últimos 100 años muestra que no hay una tendencia climática marcada sino, más bien, una gran variabilidad que se intensificó en los últimos años”.
“El punto es –detalló– que se está viendo, a escala mundial y por un efecto global, una mayor variabilidad climática entre años. Es decir, que nos movemos entre picos extremos cada vez más versátiles”.
Y, en esta línea, subrayó la importancia de “adaptarnos y aprender a convivir con esto”. Ante la gran incertidumbre que esto produce, Di Bella recomendó que los productores estén en constante contacto con la información agroclimática disponible a partir de las numerosas herramientas.
En este sentido, Di Bella señaló que es importante que los productores conozcan la historia de su campo: los cultivos elegidos por los antecesores, sus rendimientos y datos climáticos y la integren con la información generada por las herramientas agroclimáticas para una mejor toma de decisiones.
Cambio climático: ¿Culpable de todos los males?
Para Di Bella, el cambio climático no es el responsable de lo que le ocurre a los sistemas de producción agropecuaria, aunque sí es un actor importante. “Nuestros sistemas productivos dependen en gran medida del clima y lo que sucede con este influye directamente en la producción”, explicó.
Si bien es común pensar que la sola acción de un productor no puede modificar la incidencia de un factor climático y de sus consecuencias, no resulta ser tan así en la práctica.
De acuerdo con Di Bella “sumar las acciones individuales en un marco de consenso, orden y organización permite estar preparados para esta variabilidad climática que nos acompañará por los próximos años”.
En este sentido, el técnico destacó la importancia de tener cultivos de cobertura durante un cierto momento del año dado que implica un uso de agua del suelo, lo que resulta estratégico para aquellos lugares con problemas de napas o inundaciones. (INTA)