Fertilizar Asociación Civil presentó las perspectivas para la campaña de soja 23-24 enfatizando nuevamente en la necesidad de aumentar la aplicación de nutrientes para lograr mayores rendimientos y recuperar el nivel de calidad de los suelos y poder obtener así más y mejores alimentos.
La entidad, que impulsa la mejora de la condición de los suelos para incrementar los rendimientos y la calidad de los granos, se refirió esta vez también a que la nutrición balanceada de los cultivos redunda en lograr mejores alimentos para las personas, ya que, en este caso, preserva el nivel de proteína de la soja, resaltando así la calidad nutricional del alimento.
Martín Díaz-Zorita, asesor técnico de Fertilizar AC y docente-investigador en la Facultad de Agronomía de la UNLPam, resaltó que “en soja, como en todos los cultivos, acceder a una nutrición balanceada permite mejorar los rendimientos y la calidad de sus granos por sobre la práctica actual de fertilización”. Esta afirmación se apoya en resultados de ensayos a campo de más de 7 años que estudian, en condiciones representativas de producción a campo, el comportamiento de la soja y otros cultivos ante las variadas formas de manejar la nutrición que aplican los productores argentinos.
“La práctica frecuente de fertilización – la que realiza el promedio de los productores – es también una de las limitantes para lograr cultivos de alta producción”, alertó Díaz Zorita. Más explícitamente, para el caso de la soja, aseguró que “cuando se aplican planteos de nutrición combinando dosis adecuadas de fertilizantes con fósforo y aportes suficientes de azufre y, en algunas regiones también micronutrientes, los rendimientos alcanzados son hasta 20% superiores a los frecuentes”.
Otro punto para resaltar es que la mayor parte de los fertilizantes aplicados en soja se concentra principalmente sobre cultivos en siembra de primera pero las mejoras de fertilizar adecuadamente el cultivo se observan también en los de segunda.
“En estudios recientes y en evaluaciones en lotes de producción extensiva se observa que, si los análisis de suelos lo indican, también es muy importante fertilizar en los manejos de ‘segunda’. Por ejemplo, en la última campaña se registraron aumentos de hasta 10% de los rendimientos cuando cultivos de segunda recibieron adecuadas dosis de fósforo, aún en casos de correcto manejo de este nutriente para producir el trigo previo”.
“Sintéticamente, nutrir soja tanto de primera como en fecha de segunda requiere conocer el sitio de producción y atender adecuadamente a sus requerimientos de nitrógeno aplicando correctamente inoculantes, así como también contemplar las necesidades de fósforo, azufre y microelementos como el boro, fertilizando en dosis suficientes para sostener un crecimiento normal y eficiente de los cultivos”, concluyó el especialista.
La rentabilidad de la fertilización
La gerente ejecutiva de Fertilizar AC, María Fernanda González Sanjuan, dio las perspectivas de la entidad para la campaña de soja 23-24, partiendo de considerar que los despachos de fertilizantes a campo -para el período enero-septiembre- es un 5,6% menos respecto del mismo período del 2022 y un 25% menos que el año récord que fue 2021. Sin embargo, apuntó que “la demanda de producto va acompañando la recuperación de humedad en el perfil de los suelos a medida que se concretan las precipitaciones”, por lo cual señaló que la proyección de Fertilizar AC es que este año el uso de fertilizantes será similar al año 2022, en el que alcanzó los 4.760.000 de toneladas.
En cuanto a la evaluación que debe hacer el productor para invertir en soja, González Sanjuan afirmó que el margen bruto del cultivo es levemente mejor respecto del maíz y el girasol, los otros cultivos estivales, “incluso en campos arrendados”. Hoy, indicó, “la soja tiene un margen bruto de 535 dólares y en una secuencia con trigo, es de 492 dólares”.
Respecto de la relación insumo-producto – la fórmula que marca la relación de la cantidad de soja que se necesita para comprar un kilo de fertilizante- indicó que es más favorable que en 2022 y 2021 pero aún está por encima del promedio de los últimos 8 años. “Tanto el precio del grano como el precio del fertilizante están afectados por variables locales y hasta un tipo de cambio diferente”.
Asimismo “las condiciones de precios y márgenes económicos de la soja nos permiten ajustar los modelos de nutrición para maximizar los rindes y la rentabilidad”, concluyó la gerente de Fertilizar AC.
El rol de la nutrición del cultivo para más y mejores alimentos
En esta oportunidad, además de enfatizar en la importancia de la nutrición balanceada de los cultivos, Fertilizar AC planteó que la aplicación de nutrientes también es trascendental para mejorar la calidad de los alimentos que consumimos, más precisamente, en el caso de la soja, porque permite preservar el nivel de proteína del poroto que determina la calidad nutricional del alimento.
Una de las formas más difundidas del consumo de soja es la salsa, uno de los condimentos más antiguos del mundo, que tiene su origen en China hacia el final de la dinastía Zhōu, que gobernó entre los años 1046 y 256 a. C. Su uso se propagó con el tiempo a otros países asiáticos y hoy se encuentra en muchas recetas.
Roberto Nishida, chef ejecutivo de la cadena Dashi de comida japonesa, brindó algunos secretos de sus platos y del uso que tiene la salsa de soja en Japón.
En esta línea, compartió que contiene proteínas, carbohidratos, fibras y grasas saludables, es un alimento rico en Sodio, Calcio, Hierro, Fósforo, Potasio y Zinc y aporta vitaminas A, C y varias del grupo B. Además, comentó que es beneficiosa para la digestión y el crecimiento y desarrollo del cerebro.
Cabe aclarar que existen tres tipos: Shoyu (mezcla de sojas y trigo); Tamari (se usa en frío y es para gluten free) y Teriyaki (soja, azúcar, mirin -vino de arroz japonés- y especias).
“La salsa de soja en Japón se usa para reemplazar a la sal. En los restaurantes japoneses no se ponen saleros en la mesa, se pone salsa”, describió Nishida. “Se usa en sopas, en woks, en marinadas, en fermentos, adobos, en todo lo que se utiliza en la cocina”.
Para cocinarla recomendó que se agregue al final de una preparación y no durante la cocción “porque se empieza a tornar amarga”.
“Todas las comidas que los japoneses quieren salar, le ponen salsa de soja. Mis padres, acá, se la ponen al asado”, concluyó.