“Para atenuar las pérdidas durante la recolección de la soja de segunda afectada primero por sequía y luego por exceso de humedad, hay que regular muy bien el molinete de manera de evitar pérdidas de vainas en la plataforma. El ingreso de las plantas hacia el cabezal no debe ser violento, para evitar el desgrane de las chauchas”, aconseja Rafael Sánchez del INTA Manfredi.
Agrega que “como muchos lotes muestran plantas de bajo porte por la sequía, hay que orientar los dientes hacia atrás para mejorar la captación”.
En algún lote bajo en el que todavía hubiera que enfrentar falta de piso será conveniente disminuir la presión de inflado de los neumáticos radiales a 23-25 libras por pulgada para aumentar la flotabilidad de la máquina. También es aconsejable no llenar la tolva de la cosechadora hasta su máxima capacidad.
En muchos lotes se deben cosechar granos chuzos o de medio llenado. En esas condiciones, hay que revisar el desgaste de los sinfines, sobre todo los de los autodescargables, para no aumentar la proporción de dañado de las partidas.
La soja de segunda que se está cosechando en la región núcleo muestra una calidad comercial baja, con granos brotados, dañados y con ataques de hongos. Esa realidad es consecuencia de que durante el mes de abril cayeron 197 milímetros en Marcos Juárez, sin que en ningún día se pudiera ver el sol. Esas condiciones “mantuvieron húmeda la planta durante todos los días, a lo que se agregaron temperaturas 4°C por encima de la media histórica. En ese ambiente, los granos de soja que estaban en R7, listo para ser cosechados, comenzaron a germinar dentro de las vainas” afirma Silvia Distefano, del INTA Marcos Juárez.
Las sojas menos adelantadas, en estados anteriores a R7 por tener ciclo más largo o siembra tardía, estaban verdes y también se hincharon y sufrieron daños. Además, las altas temperaturas y humedad permanente favorecieron la proliferación de hongos en todas las plantas.
Hoy se ven simultáneamente vainas con semillas germinadas y plántulas nacidas, granos podridos y abollados. Con un agravante: como la humedad permanente volvió la ablandar los porotos, las chinches los vuelven a picar y abren el camino para nuevos ataques de hongos. Las especies prevaleciente son Phomopsis y Fusarium, típicos patógenos de años lluviosos y de alta temperatura.