El precio que paga la industria exportadora por la producción de girasol no es una cifra arbitraria y depende de una compleja ingeniería en la que influyen múltiples factores. Un análisis de cómo se construye ese número puede llegar a brindar un poco de claridad sobre la formación de precios en el sector girasolero.
En primer lugar, la exportación estima su valor FOB promedio esperado en base a tres datos: el precio en las posiciones futuras inmediatas en Ucrania (que suele ser un 10% inferior al de Rotterdam); el valor logrado por la venta de harina proteica en los mercados interno (FAS) y de exportación (FOB); y por último los rendimientos promedio esperables en la molienda.
En ese sentido, el FOB futuro más bajo de Ucrania al mes de septiembre era de 755 dólares por tonelada. A este precio hay que deducirle un aproximado de 15 dólares, en virtud de mayores costos de flete por nuestro alejamiento a los principales mercados de destino (Egipto, India y China). A su vez, el FOB local para los pellets era de 160 dólares por tonelada y los rendimientos normales eran de 43% y 44% para aceite y harina, respectivamente.
De esta manera, el ingreso FOB por tonelada promedio de grano transformado en aceite y harina es de 388,6 dólares por tonelada. Pero este valor también está sujeto a otras deducciones, como 46 dólares por el concepto de costo industrial y otros 14 dólares por todas aquellas actividades necesarias para llevar desde la puerta de fábrica al puerto el aceite a granel, y que se conoce como fobbing. De allí se desprende el número de 328,6 dólares por tonelada, el precio máximo que puede pagar la industria exportadora para el grano de girasol puesto en fábrica.
Pero todavía quedan afuera una serie de factores que también condicionan el precio del producto, tales como los costos por servicios del corredor de granos, los correspondientes al impuesto a los créditos y débitos bancarios, el sellado de los contratos y un costo de intereses, por los aproximadamente 60 días que transcurren entre el egreso financiero (por compra de grano) y la liquidación de los dólares producidos por la venta externa. Todo esto nos lleva el precio a 286,8 dólares por tonelada, que es valor neto de base que se le ofrece al productor.
Por otro lado, el productor recibe una bonificación del 2% por cada punto adicional de rendimiento por encima de la base. En la Argentina, el estándar de comercialización establecido es del 42% aceite. En el caso del sur de la provincia de Buenos Aires, la bonificación promedio es del 11% -descontada la merma por eficiencia de extracción -ya que se ha demostrado que el porcentaje de materia grasa ronda el 47,5%, es decir, 5,5 puntos por encima de la base. (Fuente: Asagir)