En las últimas semanas comenzaron a incorporarse en diferentes zonas del país los primeros lotes de soja de segunda. Si bien en muchos casos se realizaron antes barbechos eficientes para sembrar sin malezas, lo cierto es que algunas especies son difíciles de manejar, entre las que se destaca el Amarantus sp., vulgarmente conocida como “yuyo colorado”, resistente a glifosato y a herbicidas inhibidores de la enzima ALS en simultáneo.
Según explica el ingeniero Raúl Moreno, del área de Desarrollo de Herbicidas de Syngenta para Latinoamérica Sur: “El Amaranthus sp. es una maleza de hoja ancha que posee una elevada capacidad de producir semillas, unas 400 o 500 mil semillas por planta, aunque en ocasiones se han contado más de un millón de semillas en plantas aisladas, lo que da una idea de la capacidad reproductiva de esta especie. Por otro lado, del 50 al 70 por ciento de esas semillas germinan, lo que le da una gran viabilidad. Además, por tratarse de una planta C4, posee una alta eficiencia fotosintética, con gran producción de biomasa. A ello se suma que tiene una muy buena adaptación a suelos de baja fertilidad. Todo esto la convierte en una planta con una muy alta capacidad competitiva, con mejor desempeño en condiciones de alta temperatura, radiación y baja humedad”.
Qué hacer con esta maleza en el campo
En los lotes con Amaranthus, las cabeceras son, en general, el sector donde más densidad se observa, por lo que se recomienda un monitoreo exhaustivo en esa parte del lote. “Para esta maleza en soja de segunda, aconsejamos el control total de maleza antes de la siembra utilizando Gramoxone o Cerillo. De esa forma comenzamos con el lote limpio de Amaranthus. Luego pueden utilizarse herbicidas pre-emergentes, tales como Dual Gold, ya sea de manera individual o en combinación con otros pre-emergentes de distinto modo de acción. Si hubiera escapes a los tratamientos pre-emergentes, se recomienda complementar con una aplicación post-emergente del herbicida Flex. El tamaño ideal de control con Flex es con Amaranthus de 3 a5 centímetros, utilizando altos caudales de agua (100-150 litros por hectárea). Utilizar dosis adecuadas a las condiciones ambientales y agregar un surfactante no-iónico. Con plantas de más de 5 centímetros hay mayores probabilidades de rebrote”, afirma Raul Moreno.
Las pérdidas de rinde por la falta de control de esta maleza pueden ser totales, ya que no solo compite con el cultivo por los recursos, sino que en casos extremos puede impedir la cosecha por su gran porte y grueso tallo leñoso. En casos intermedios, origina rotura de cuchillas, aumento de pérdidas por cola e incremento de humedad en grano.
En definitiva, para todas las malezas difíciles, Syngenta propone dos medidas básicas: por un lado, la rotación de cultivos, por ejemplo, con la incorporación de maíz o cultivos de cobertura o cereales de invierno; y, por otro lado, la rotación de modos de acción. El conocimiento del modo de acción del herbicida es indispensable a la hora de rotarlos o combinarlos, ya que no siempre distintos herbicidas implican distintos modos de acción en la maleza.