Tras 3 años de Niña y una sequía histórica, todo parece posible.
Sin embargo, no es así, el Dr. Aiello dice: “tendremos un otoño y un invierno con lluvias que se acercarán a los valores estadísticamente normales”. El consultor Elorriaga agrega: “esa normalidad posibilitará un tránsito más holgado hacia una primavera en la cual las probabilidades de ocurrencia de un Niño ascienden a un 65%. La anomalía de la temperatura del Pacífico Ecuatorial Central (ONI) de marzo fue de -0,4°C y las proyecciones para lo que resta del año muestran una tendencia positiva. Es decir, transitaremos el otoño y el invierno en neutralidad”. Pero, ¿entonces pueden alcanzarse valores ONI compatibles con un súper niño? Elorriaga explica: “los datos actuales indican que el posible Niño será moderado. La proyección de la anomalía para el mes de octubre es de 0,99°C. Para tener un año Niño intenso, tendríamos que tener en octubre un valor de cercano a 2°C. El último año Niño intenso fue en 2015, cuando, en octubre, el valor del ONI fue de 2,4°C. En junio- julio ese indicador ya era de 1,2°C. En noviembre de 1997, otro año Niño intenso, la anomalía llegó a 2,2°C y en junio el índice había alcanzado 1°C. Este 2023, la proyección de junio-julio del ONI está entre 0.25 y 0,45°C”.
Con un promedio de 90 mm, las lluvias de marzo de la región se acercaron la media estadística
Históricamente, las lluvias promedio de marzo de la región están en alrededor de los 100 mm. Si bien el promedio es de 90 mm, hay zonas que superaron ampliamente los valores históricos y otras en las que siguen faltando muchos milímetros, como se ve en la imagen.
Las lluvias de marzo muestran un claro gradiente: desde el sudeste cordobés disminuyen hacia el noreste bonaerense. Colonia Almada, en Córdoba, acumulo 220 mm, mientras que Chacabuco, en Buenos Aires, marcó tan solo 28 mm. La porción central de la región y el noreste bonaerense no lograron alcanzar la media de los 100 mm. El caso extremo sigue siendo Pergamino que solo acumuló 40 mm.
Fuente: GEA