La Federación Argentina de Industria de Pan y Afines (Faipa) decretó el estado de alerta y emergencia nacional de las panaderías argentinas ante el cierre de un millar de locales en todo el país por la imposibilidad de afrontar las tarifas de servicios, impuestos, los costos dolarizados de sus materias primas y la caída del consumo. El gremio emplazó al gobierno a dar respuestas a sus reclamos, de lo contrario advirtió se producirá una cesación de pagos tributarios y de aportes, más cierres de negocios, despidos y el aumento del precio del pan.
El 12 de diciembre pasado la entidad envió una carta documento al presidente Mauricio Macri y el 21 hizo un pedido de audiencia urgente, sin respuesta hasta el momento. “Nosotros terminamos el año llorando el cierre de más locales, y Macri no nos escucha y sigue de vacaciones en el sur”, renegaron desde Faipa, que exige al gobierno, entre otros reclamos, el otorgamiento de moratorias a 60 meses y sin intereses para el pago de deudas impositivas.
Durante el 2018, la harina de trigo subió un 131 por ciento, siendo por lejos el producto alimenticio que más se incrementó el año pasado. “Las ventas bajaron entre un 40 y un 50 por ciento el año pasado, frente al 2017, o sea que nosotros estamos trabajando a pérdida”, dijeron desde Faipa, y advierten que “la industria panadera va a la quiebra”.
Otro punto que la entidad y sus delegaciones vienen reclamando históricamente y que reiteran en esta oportunidad es la implementación de controles a la creciente clandestinidad entro del rubro, que “de por sí ya existía y ahora se nota mucho más, porque hay panaderías que han bajado las persianas al público pero continuaron trabajando puertas adentro, para no pagar impuestos y vender más barato. Esto abarca a un 40 por ciento de la actividad y se nota en nuestras cuentas”, denunció Miguel Di Betta, presidente de Faipa.
El dirigente comunicó que a nivel nacional se han cerrado en los últimos tiempos unas mil panaderías, sobre un total de 30 mil, que involucran a 400 mil puestos de trabajo. En Rosario, la Asociación de Industriales Panaderos denunció la desaparición de alrededor de 60 panaderías el último año.
“La situación es demasiado preocupante y cada vez más difícil. Las tarifas de luz y gas son impagables. Por ello es necesario un corte. Acá no se trata de subir la mercadería a $ 100 el kilo, sino que se pongan las cartas sobre la mesa y que se tomen medidas para que podamos seguir trabajando con nuestra gente”, remató Di Betta.
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