La cosecha de soja tuvo un escaso avance en los últimos días, al tiempo que comenzaron a manifestarse problemas sanitarios y de calidad. El impacto sobre el mercado no fue menor, con subas en el recinto de la Bolsa en posiciones de entrega cercana y máximos de ocho meses en Chicago. La dimensión de las pérdidas es incierta, aunque el volumen en juego podría ser superior al 5% del total. Sobre el resto hay mermas de distinto tipo. El gran interrogante surge de cara a la campaña norteamericana, ya que el reciente reacomodamiento de la soja frente al maíz podría incidir en las decisiones de cara al ciclo 2016/17.
Los precios de la soja y el maíz en el mercado físico de Rosario escalaron con fuerza durante la última semana, reflejando el nerviosismo de los operadores en torno al potencial de pérdidas en la cosecha, algo que está afectando particularmente a la oleaginosa. Las posiciones de entrega cercana en este producto treparon por encima de $ 3.500/ton, en reconocimiento de la visible escasez de oferta que se percibe en la plaza. En este contexto, el amplísimo diferencial entre futuros con vencimiento en mayo y noviembre comenzó a achicarse, pasando de promediar u$s 20,3/ton durante la semana pasada a sólo u$s 15/ton en la rueda del viernes. Esto obedece a que ya no se vislumbra un ingreso agresivo de la cosecha al circuito comercial a corto plazo, lo que hace innecesario premiar la entrega diferida más allá de lo que usualmente se reconoce en concepto de costo de oportunidad. En tanto, los mercados del trigo, sorgo y girasol se han mantenido sin grandes sobresaltos.
La demora en los trabajos de recolección de la gruesa es realmente preocupante. Según datos oficiales, el avance de la trilla de soja llega al 14% de la superficie proyectada a nivel nacional, lo que implica hasta el momento unas 2,8 M ha. A la misma altura del año pasado los registros apuntaban a 33%, dando cuenta de un retraso de casi 20 p.p. en esta campaña. Bajo condiciones normales, en las últimas dos semanas se habrían cosechado unas 5 M ha, arrojando un volumen en chacra cercano a 15 M tn. Hace nueve años atrás, los problemas de la colecta 2006/07 también generaban preocupación, aunque de una dimensión inferior a la actual.
El temor de los actores de la cadena no se apoya solamente en los costos que implica el corrimiento en las proyecciones de ingreso de mercadería al circuito comercial. Las condiciones climáticas de las últimas semanas han generado una proliferación de enfermedades, algo que se detecta a través del manchado de las vainas. En Santa Fe hay además granos brotados y caída de los porotos, además de dramáticas consecuencias sobre la calidad comercial de los granos a levantar una vez que pase el temporal.
Dependiendo de la zona y de la variedad elegida, puede estimarse que una soja que apunta a rendir en promedio unos 40 qq/ha requiere precipitaciones por entre 550 y 600mm a lo largo del ciclo del cultivo, bajo condiciones normales de temperatura. Esa marca se ha superado con creces esta campaña. La zona aledaña a Rosario recibió más de 1.000mm desde principios de noviembre, con picos de 1.100mm en localidades de la región como Casilda o Bombal. Buena parte de los excesos llegaron en el momento de la cosecha, justo cuando la soja requiere de poca agua para que el productor pueda privilegiar su recolección frente a la del maíz.
A nivel logístico el impacto es también significativo. El ingreso de camiones a la zona portuaria de Rosario se frenó abruptamente en las últimas dos semanas, ante la imposibilidad de levantar la cosecha y transitar por los caminos rurales, por cierto en muy mala condición. Esta situación hace prever que el procesamiento de soja y los embarques de maíz a lo largo del mes quedaran por debajo de los niveles inicialmente planeados. Los stocks de granos en puerto se han consumido en buena proporción durante los últimos días.
El gran interrogante que se plantea es respecto de los números a los que asciende la pérdida generada por el mal tiempo. Oil World estimó preliminarmente un potencial de disminución en soja de 2-3 M tn, lo que implicaría un recorte cercano al 5% desde las proyecciones que se formularon en marzo. De ser este el caso, el quebranto para los productores sería de unos u$s 600-700 M. No es poco, ya que con esa suma pueden cubrirse los costos de siembra de unas dos millones de hectáreas. Igualmente, hay estimaciones todavía más pesimistas.
Finalmente, otro condimento que tuvo el mercado local en la semana se vinculó con los análisis de detección que impulsa la firma Monsanto para asegurarse el cobro de regalías por su tecnología de soja RR2Pro. Una resolución del Ministerio de Agroindustria desactivó la posibilidad de que se practiquen métodos de control o muestreo sin la correspondiente autorización oficial. Sin embargo, las cartas que jugó el estado en el asunto por ahora no parecen allanar el camino hacia una resolución definitiva del conflicto. En los próximos días debería haber mayores novedades sobre el tema.
Autor: Guillermo Rossi – BCR