El año 2023 va a quedar en la historia de Argentina por haber sido testigo de una de las peores sequías experimentadas por el país: la producción de granos se redujo en cerca de un 40% interanual. Esto ocasionó serias dificultades para la economía argentina, dado que las cadenas agroindustriales aportan 1 de cada 4 pesos recaudados por el Estado Nacional, emplean a 1 de cada 5 trabajadores del sector privado, dan cuenta de 2 de cada 3 dólares que ingresan al país por exportaciones y representan el 20% del PBI argentino.
Este duro contexto tuvo una particular repercusión en el mercado de carne vacuna. Al haber escasez de pasturas como resultado de la falta de agua, los agentes de la actividad ganadera se vieron obligados a enviar una gran cantidad de cabezas a faena, resultando en elevados números de producción y de exportaciones, así como en una recuperación del consumo respecto de los dos años anteriores. En los primeros 11 meses del año, se faenaron 13,4 millones de cabezas, un 9,7% por encima del promedio de los últimos 5 años para el mismo período. Al mismo tiempo, se habrían exportado más de 800.000 toneladas (res c/ hueso equivalente), un 23,6% por arriba del promedio, y se habrían consumido internamente alrededor de 2,2 Mt (res c/ hueso equivalente), es decir un 2,4% más que el promedio de los últimos 5 años.
Se destaca también un elevado porcentaje de hembras dentro del ganado enviado a faena en el corriente año. En los primeros 11 meses, este indicador rondó 48%, casi 3 puntos porcentuales por encima del promedio de los últimos 5 años, y el máximo registro desde el 2009, año que estuvo asociado a una fase de liquidación del ganado. De sostenerse esta situación, podría verse comprometida la capacidad de recuperación de stocks a futuro, por lo que resulta probable que en el año 2024 comience una fase de retención; es decir, de recomposición de los stocks ganaderos, lo que implicaría una disminución en la oferta de ganado que, de mantenerse todo lo demás constante, podría ejercer una presión alcista sobre los precios de la carne.
Un sostenimiento del fenómeno El Niño sería favorable, en principio, para las pasturas y la posibilidad de hacer una transición hacia una fase de retención de stocks. Asumiendo este escenario, se estima que en el año 2024 la faena presentaría una disminución del 9% interanual, ubicándose en niveles cercanos a 13,1 millones de cabezas. Si se compara con la faena promedio de los últimos 5 años, la caída sería del 5%.
Por otra parte, se proyecta una recuperación del 2% en el peso promedio de los animales enviados a faena, retomando la tendencia de incremento de peso que se vio interrumpida en el corriente año, pudiendo ubicarse en niveles cercanos a los 230 kg por cabeza en el 2024. De esta manera, la producción se ubicaría en torno a 3,0 millones de toneladas (res c/ hueso equivalente), retrocediendo un 8% interanual y quedando un 4% por debajo del promedio de los últimos 5 años.
Por el lado de la demanda, se proyecta que el volumen exportado se ubique aproximadamente en 825.000 toneladas (res c/ hueso equivalente), marcando una disminución del 8% interanual y del 5% en comparación al promedio de los últimos 5 años. De mantenerse los precios de exportación relativamente constantes, esto podría significar un valor exportado de alrededor de US$ 2.395 millones, que, de concretarse, implicaría una caída del 7% interanual y del 18% en relación con el promedio del último lustro.
Por último, el consumo aparente en el mercado doméstico, que en el caso del ganado bovino se calcula como un saldo entre la cantidad producida y la exportada, se estima ronde los 2,2 millones de toneladas (res c/ hueso equivalente); es decir, un 9% por debajo del año actual y un 3% por detrás del promedio de cinco años.
El segundo mercado cárnico en Argentina en cuanto a su volumen productivo es el de la carne aviar. Este sector atravesó algunas complicaciones a principios de 2023, dado que en el mes de febrero se detectaron en el país casos de Influenza Aviar Altamente Patógena (IAAP), más conocida como gripe aviar, lo que obligó al sacrificio de las aves afectadas y a la suspensión de exportaciones hacia diversos mercados internacionales. Gracias a la acción conjunta de las autoridades argentinas y del sector productor, en agosto del corriente se logró que Argentina vuelva a declararse libre de influenza aviar en aves de corral, lo que fue comunicado oportunamente por el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) a la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA).
En cuanto a las proyecciones para el año 2024, se espera que el país logre conservar el estatus de libre de influenza aviar y que pueda avanzarse en la reapertura de los mercados de exportación que todavía quedan pendientes.
En este contexto, se proyecta una producción que ascendería a alrededor de 2,4 millones de toneladas, retomando el sendero de crecimiento que se vio interrumpido este año. De esta manera, el aumento interanual del producto sería del 3% y la variación con respecto al promedio de los últimos 5 años ascendería al 2%.
Por el lado del comercio internacional, se proyectan importaciones de carne aviar por 6.600 toneladas (+14% i.a.) y en el caso de las exportaciones se estima que se ubicarían alrededor de 200.000 toneladas, aumentando un 32% interanual, pero quedando un 9% por debajo del promedio de los últimos cinco años. De mantenerse los precios de exportación relativamente constantes, esto podría significar un valor de exportación cercano a US$ 240 millones.
Por último, el consumo aparente de carne aviar en Argentina se acercaría a 2,2 millones de toneladas en el año 2024, aumentando un 1% respecto del año previo y un 3% si se compara con el promedio de los últimos 5 años.
El tercer sector al que se hace referencia en la presente nota es el de ganadería porcina. Como se ha venido sosteniendo en anteriores ediciones del informativo semanal, la cadena porcina ha venido sosteniendo un crecimiento ininterrumpido en los últimos años, traccionada principalmente por su creciente adopción dentro de la dieta de los argentinos. En el último tiempo, la producción de carne de cerdo ha aumentado sin cesar, marcando un récord productivo cada año durante los últimos 13 años.
En 2024 se espera que la tendencia alcista se mantenga, proyectándose una producción de cerca de 797.000 toneladas (res c/ hueso equivalente), la cual superaría en un 4% al año previo. Por otro lado, el consumo también tendría un aumento interanual, en este caso del 3%, proyectándose en 2024 en casi 804.000 toneladas (res c/ hueso equivalente). En relación con las importaciones y exportaciones, se espera que ambas presenten un crecimiento respecto al año 2023. Las primeras subirían un 4%, a 17.600 toneladas aproximadamente, mientras que las segundas subirían un 2%, pudiendo quedar en un volumen cercano a 13.600 t.
A modo de conclusión, en base a las presentes proyecciones, se espera que en el año 2024 se consuman internamente en Argentina alrededor de 5,1 millones de toneladas de las tres principales carnes: el 43% del consumo sería explicado por la carne bovina, el 42% por la aviar y el 15% restante por la porcina. Se proyecta que las exportaciones de carnes alcancen un valor de aproximadamente US$ 2.645 millones, aportadas en un 90% por la carne vacuna, 9% por la aviar y 1% por la porcina, marcando una caída del 4% interanual: la expectativa del inicio de una fase de retención de stocks en la ganadería bovina sería la principal causa de esta merma. Si se descuenta el valor proyectado de las importaciones, el aporte neto de divisas por parte de estos sectores rondaría los US$ 2.580.
Resulta importante aclarar que estas proyecciones son de carácter preliminar y podrían verse afectadas ante cualquier imprevisto que pueda llegar a suceder tanto en la economía argentina como en la internacional. (BCR)