La Bolsa de Comercio de Rosario difundió un estudio donde repasa el desempeño del sector ganadero de Argentina como demandante de la producción granaria nacional y comparación con grandes productores de commodities agrícolas y ganaderos.
Argentina participa del comercio internacional de carnes desde incluso antes la misma constitución del país. Las extensas llanuras y la disponibilidad de bastos espacios verdes para el pastoreo del rodeo facilitaban un esqueleto capaz de generar enormes cantidades de alimentos cárnicos para la época. El gran desarrollo del sector ganadero es uno de los principales factores que contribuyeron a que a nuestro país se le adjudique el mote de “granero del mundo”.
Si bien, la carne no ha dejado de ser un componente de suma importancia tanto dentro del entramado productivo como dentro del día a día de una enorme parte de la población, con el pasar del tiempo Argentina se ha transformado en un país más agrícola que ganadero en lo que a producción se refiere. No obstante, lejos de ser sectores excluyentes, las sinergias que se generan entre ambos contribuyen notablemente al agregado de valor.
Por un lado, los animales de granja son consumidores netos de granos en bruto dentro de sus dietas. Para dar cuenta de lo anterior, basta con notar las dietas alimentarias de los diferentes tipos de ganadería. Como bien fue analizado sobre el inicio de la campaña de maíz: “El consumo forrajero de maíz se proyecta en 12,2 Mt para el ciclo comercial 2020/21. Ello contempla su uso para el sector aviar, bovino, lechero y porcino.”
Por otro lado, también se propicia la obtención de productos nutricionales y de derivados que complementan las dietas de los animales. En este segmento se puede destacar la industria de los alimentos balanceados, los cuales son ampliamente utilizados dentro de las actividades pecuarias. En este sentido, la industria de balanceados acabó el 2020 con una producción de 6,26 millones de toneladas, resultando en un notable incremento respecto al 2019 (más del 10%), recuperando terreno luego de la leve retracción (-0,3%) que se había tenido entre el 2019 y 2018. Asimismo, en lo que va del 2021, se registra un aumento del 0,6% comparando los tonelajes producidos entre enero y agosto de este año con el anterior.
En lo que va del 2021, el segmento de mayor crecimiento fue el sector porcino, donde el tonelaje de balanceados generado entre enero y agosto presentó un incremento del 5,7% respecto al mismo período del 2020. Asimismo, el volumen de alimento balanceado destinado al sector aviar tuvo un alza de 0,5%, mientras que la producción de estos alimentos cayó un 2% en los alimentos destinados a la ganadería bovina. Sin embargo, el segmento de mayor peso dentro de la producción de balanceados es el correspondiente al sector avícola, para el cual, se generaron 3,57 millones de toneladas en el 2020, mientras que para el ganado bovino se produjeron alimentos por 1,8 millones de toneladas y, por último, se ubicó el alimento para porcinos con 487.000 toneladas, representando poco menos del 7,8% del alimento balanceado producido en el país.
La dinámica de los alimentos balanceados refleja en parte de lo que ha sucedido en la producción pecuaria en los últimos años, puesto que la ganadería porcina es la que evidencia mayor crecimiento productivo, con un sector avícola que también se ha ido expandiendo de la mano de un mayor consumo interno, y donde la ganadería bovina fue reemplazada en parte por las demás carnes dentro de la dieta nacional. Este fenómeno generó un emparejamiento del peso relativo de las carnes, ya que cuando a principios del milenio en el sector bovino se producían 2,7 millones de toneladas equivalentes a res con hueso, 920.000 toneladas de carne aviar y 223.000 toneladas equivalentes a res con hueso de carne porcina; en el 2020; resultando en participaciones del 70%, 24% y 6% sobre el total, respectivamente. En el 2020 se generaron 3,2 millones de toneladas (eq. res con hueso) de carne bovina, 2,2 millones de toneladas de carne aviar y 655.000 toneladas (eq. res con hueso) de carne porcina, siendo las participaciones del 52%, 37% y 11% para este último año.
En este mismo período, la producción agrícola de Argentina ha avanzado cuantiosamente, lo cual da lugar a un incremento en las posibilidades de abastecimiento de los insumos necesarios para la producción cárnica de manera interna. No obstante, estas mayores capacidades de producción de granos no se han traducido completamente en bienes cárnicos. En este sentido, Argentina posee ratios bajas de conversión de granos en carne, al punto que, realizando una comparación con algunos de los principales exportadores de carne y granos del mundo, se encuentra por detrás en los cálculos.
En una primera instancia, el análisis de la capacidad productiva de los diferentes tipos de carne respecto al maíz (cereal que más ha crecido en los últimos años y de uso generalizado en el sector ganadero) da un panorama que pone en evidencia la posibilidad de expandir la producción ganadera en caso de aprovechar la producción local en una mayor medida. Con una producción que ronda 50 Mt en la campaña 2020/21 de maíz, la producción de carne promedio será del 0,04, según datos del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA). Luego se encuentra EE. UU. superando a nuestro país por una diferencia ínfima, seguido por Brasil, en donde se obtiene una ratio producción de carne/producción de maíz de 0,11 y, finalmente, Canadá se encarama por encima de todos con un guarismo equivalente al 0,12. Si Argentina tuviese una tasa de transformación de maíz en carne equivalente a la de Canadá, con el cereal de la campaña 2020/21 se deberían producir 17,5 Mt de carne, cuando actualmente se estima generar 6 Mt.
Continuando con el análisis planteado, la producción de los distintos tipos de carne respecto a la soja concuerda con los planteos previos. Argentina, habiendo generado una producción de 46 Mt en la campaña 2020/21, según datos del USDA, la producción de carne promedio también sería del 0,04, siendo el país de menor desempeño en la transformación a carne teniendo en cuenta los niveles de producción de la oleaginosa. En este caso, en escala ascendente, nos secunda Brasil con un ratio equivalente al 0,07, mientras que EE. UU. alcanza un registro de 0,13 y finalmente Canadá nuevamente se encuentra en el tope con un 0,25.
Argentina tiene a su disposición una vasta capacidad productiva de granos capaz de abastecer con creces las demandas del mercado local. Las cadenas productivas del sector cárnico poseen la posibilidad de aumentar la producción en base a un aprovechamiento mayor de los bienes producidos localmente agregando valor en el proceso y dinamizando la economía nacional.
Fuente: BCR