Cambio de paradigma tranqueras adentro

La productividad es un aspecto que preocupa tanto a productores, técnicos como funcionarios estatales. La ganadería argentina vuelve a la cancha después de un primer tiempo complicado por darle un término ameno a la desaparición de 12 millones de cabezas y a la ausencia de políticas de incentivo a la producción.

Este artículo no pretende ser una guía de recetas a seguir ni menos, sólo hacer mención a dos de las técnicas que pueden permitir una mejora de los índices productivos de los establecimientos.

Manejo por ambientes

Los productores de la Cuenca del Salado conocen la heterogeneidad de los lotes que caracteriza a la Pampa Deprimida, más frecuentemente llamados “suelos overos”. Sobre cada tipo de suelo, se establecen distintas especies que permiten caracterizar cada ambiente, y a ese conjunto de especies lo denominamos comunidad. Burkart et al (2005) realizaron un trabajo de investigación muy interesante donde relacionaron los tipos de suelos y las comunidades con el régimen ácuico ( el comportamiento del agua dentro del suelo), la posición en el relieve y la presencia de sales y sodio en el perfil.

Podemos entonces dividir el campo en loma, media loma, bajo alcalino y bajo dulce. Brindaremos las principales características de cada uno y las especies que normalmente se pueden encontrar en los mismos.

Loma: son las posiciones más altas del relieve, donde no se evidencian problemas de drenaje. Las especies que se encuentran comúnmente son: Flechillas (Stipa hyalina y S. neesiana), Cebadilla criolla (Bromus unioloides), Pasto miel (Paspalum dilatatum) y en algunas situaciones se halla naturalizado el raigrás anual (Lolium multiflorum).

Media loma: son relieves planos y extendidos, que pueden acumular agua en superficie por poco tiempo principalmente asociado a problemas de drenaje por las pobres pendientes de la zona que dificultan el escurriemiento. Las especies que se encuentran son: Altamisa (Ambrosia tenuifolia), Espartillo (Sporobolus indicus), Diente de León (Leontodon taraxacoides), Menta (Mentha pulegium) y Trébol blanco (Trifolium repens) .

Bajo alcalino: se halla en una posición plana y deprimida, puede rodear a los bajos dulces. Presentan sales y sodio en superficie o a pocos centímetros (pueden verse eflorescencias – sales en superficie-), son suelos descubiertos (menos de 60% de cobertura). En general la ausencia de materia orgánica les otorga colores claros que los hacen conocidos como “barros blancos”. La comunidad vegetal se conforma de: pelo de chancho (Distichlis spicata), Pasto niño (Sporobolus pyramidatus) y Hierba salada (Salicornia spp.) entre otras.

Bajo dulce: son suelos con mayores problemas de drenaje, permanecen gran parte del año con agua en superficie. No tiene rasgos de sodicidad o alcalinidad en superficie y tampoco subsuperficialmente. Se evidencia la presencia de Duraznillo (Solanum glaucophylum), Menta (Mentha pulegium), arrocillo (Leersia hexandra) y Pasto dulce (Glyceria multiflora).

Una vez reconocidos los ambientes e identificadas las especies, debemos promover un uso sustentable y estratégico, es decir, utilizar el pastizal de una forma que sirva a nuestro sistema productivo sin comprometer su persistencia, productividad y función ecosistémica. Para ello podemos tomar como ejemplo lo propuesto por Rodriguez y Jacobo (2012), citado en el Manuel para productores agropecuarios (Bailleres, M. et al, 2013).

Pastoreo rotativo

Preservar las especies del pastizal y potencias su productividad requiere reducir a su mínima expresión la posibilidad de selección por parte de los animales y respetar los ciclos de crecimiento de la comunidad vegetal en cuestión. La mala utilización genera una menor presencia de las especies de interés forrajero y la aparición de malezas que colonizan los espacios vacíos.

Definiremos al pastoreo rotativo como la utilización de los lotes (delimitados con alambrados permanentes o no), en franjas definidas por alambrado eléctrico. Esto permite al pastizal ser pastoreado por un corto tiempo (permanencia) y le da lugar a su recuperación en un tiempo mayor (descanso). Queda entonces en manos del productor definir el momento de entrar y salir del lote, la intensidad (hasta dónde comer) y la frecuencia (cada cuánto comer).

El tiempo de permanencia no debería ser mayor a una semana, para evitar que un planta que fue consumida y comienza rebrotar sea vuelta a consumir. También es necesario que queden hojas remanentes (área foliar) porque realizan fotosíntesis que es la transformación de la energía del Sol en energía química útil para mantenimiento y crecimiento de la planta. Esto asegura un rebrote más rapido.

El procedimiento para conocer cúanto pasto hay en un lote, debería realizarse tomando muestras del forraje y haciendo pesadas del mismo. Si no existe esta posibilidad, la evaluación deberá visual, teniendo mayores posibilidades de error pero no por ello descartable en situaciones con limitaciones.

Autor: Federico Conforti – SR La Plata

Comentarios