Las ministras de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, Érica Hynes, y de la Producción, Alicia Ciciliani, junto con la secretaria de Estado de la Energía, Verónica Geese, recorrieron este martes las instalaciones de “Val-Mar”, una empresa que junto a la Facultad de Ingeniería Química de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) y el Conicet, desarrolló subproductos en base a zanahorias de descarte.
Se trata de una planta piloto ubicada en Santa Rosa de Calchines que a partir de la reconversión del descarte de zanahorias, elabora productos para las industrias de alimentación, farmacopea, combustibles y cosmética, en el marco de un consorcio público-privado en el que entre los organismos participantes se invirtieron $ 8.500.000.
Hynes manifestó que “es muy gratificante ver cómo, a partir de las inversiones de la provincia, se ha logrado concretar este proyecto. Los fondos de la provincia están para las empresas que deseen innovar y esta empresa es muy innovadora porque atiende los problemas de insumos que utiliza la cadena agroalimentaria”.
“Es muy interesante la visión de futuro que han tenido porque, además de su producción hortícola tradicional, han decidido innovar produciendo estos productos de alto valor agregado que actualmente se importan”, finalizó Hynes.
Del mismo modo, Ciciliani manifestó que el objetivo es “darle el valor económico que esta investigación ha llevado a cabo” y agregó que “es un gran orgullo de Santa Fe lo que estamos viendo en esta planta”.
Por su parte, Geese comentó que “producir bioetanol es muy interesante para esta zona por el aprovechamiento de todo lo que hoy son residuos pero en realidad son recursos. Esto puede darle una proyección mucho mayor a toda la producción, tanto de la gente que cosecha, como de los que industrializan o tratan de darle un paso más a ese producto que en este momento es un descarte absoluto”.
La secretaria de Estado explicó que “el bioetanol es un producto que genera energía en motores. En este momento, en general, se mezcla con la nafta, con el corte obligatorio, pero también se puede utilizar solo en motores específicos, como para dar energía a algún lugar o a una misma planta, con lo cual se podría reutilizar dentro de esa misma producción”.
Finalmente afirmó que “la eficiencia energética y las energías renovables pueden aportar a esta zona porque tienen un potencial inmenso para venderse como una zona verde y sustentable. A eso, tanto el mercado turístico como el resto de los mercados, le dan mucho valor”.
Generar valor agregado a partir de desechos
La zanahoria es el cultivo predominante en la geografía del departamento Garay. En ese contexto, es creciente la problemática de la saturación de las tierras como el descarte, dada la baja calidad de la hortaliza en la rueda de un círculo vicioso. El objetivo final es generar dos productos de alto valor agregado como son el bioetanol, que tiene aplicaciones en distintas industrias como combustible, bebidas, farmacopea o perfumería; y carotenos, empleados en las industria alimenticia.
El proceso permite aprovechar económicamente los desechos y a la vez proteger el medio ambiente. Al respecto, el investigador y representante de UNL-Conicet en el proyecto, Juan Carlos Yori, manifestó que “lo que hicimos fue aprovechar lo que se descarta en la cosecha de zanahorias, que por lo general es un 30 o 40% del total”.
Finalmente, destacó que este piloto “es el paso previo para diseñar una planta que va a ser capaz de procesar 100 toneladas por día, permitiendo aprovechar todo el descarte de la zona”.
Fuente: Bioeconomía