Si hay un cultivo emblema del noreste argentino es el algodón. Y, en este año, su producción en bruto alcanzaría las 750 mil toneladas, un 17% más que la campaña anterior. A esto se le suma la baja producción de Estados Unidos, principal exportador mundial, por la sequía y el alza de los precios internacionales. Esta cadena en pleno auge cuenta con los desarrollos tecnológicos y de manejo de plagas del INTA que se mostrará en INTA Expone NEA del 27 al 29 de junio en Posadas, Misiones.
De acuerdo con Eduardo Delssin –director del Centro Regional Chaco – Formosa y especialista en algodón del INTA–, “la producción nacional rondaría las 750 mil toneladas de algodón bruto, lo que supone 285 mil toneladas de fibra con un rendimiento promedio de 500 kilos por hectárea”.
El cultivo superó en un 17 % la producción de la campaña anterior y cuenta con grandes ventajas debido a la baja producción de Estados Unidos, principal exportador mundial, por la sequía y el alza de los precios internacionales.
“En este contexto, –destacó Delssin– el trabajo realizado por el INTA en materia de desarrollos tecnológicos, maquinaria apropiada y manejo de plagas resulta fundamental para aumentar los rendimientos y crecer en producción”.
Asimismo, posibilitan a la cadena algodonera, en todos sus eslabones, alcanzar mayores niveles de competitividad para que la industria textil disponga de una materia prima de alta calidad para satisfacer la creciente demanda interna y los exigentes mercados internacionales.
Oro blanco, cultivo emblema del NEA
Las acciones impulsadas desde el INTA apuntan a que estas innovaciones y nuevos desarrollos son numerosos y, algunos de ellos, incluso, se exportan al mundo. Algunos de estos aportes se mostrarán en el ambiente Parque Chaqueño de INTA Expone NEA, del 27 al 29 de junio en Posadas, Misiones.
La forma tradicional de siembra y cosecha de algodón se realizaba en surcos anchos, de 70 centímetros y un metro entre hileras de plantas. En cambio, la tecnología de surco estrecho impulsada por el INTA permitió reducir a 52 centímetros la distancia entre filas y, así, obtener una alta densidad de plantas, de porte mediano a pequeño y con apertura de capullos concentrados.
Con esta lógica, el INTA Reconquista –Santa Fe– construyó la Javiyú, una cosechadora de algodón que permitió la mecanización de pequeñas superficies con un bajo costo y mantenimiento. Este desarrollo conquistó el mercado internacional y ya se comercializa en Brasil, Paraguay, Colombia, Venezuela y Turquía.
Con la consigna de hacer más eficiente el proceso de cosecha y poscosecha del cultivo de algodón, el INTA presentó una nueva maquinaria –La Lola– que sintetiza dos procesos en uno: extrae y prensa el algodón de forma simultánea para obtener un producto de óptima calidad, mejor rendimiento y mayor rentabilidad.
En cuanto a la sanidad vegetal y la lucha contra el picudo del algodonero, los técnicos del INTA Sáenz Peña, Chaco, desarrollaron un dispositivo de captura masiva –conocida como trampa de observación mata insectos (T.O.M.I.)– para la observación y control de esta plaga algodonera. Una innovación simple, de bajo costo y ambientalmente segura.
Asimismo, los profesionales del INTA Castelar –Buenos Aires– y de Sáenz Peña –Chaco– crearon un método biotecnológico más sencillo y económico para mejorar la metodología de selección de germoplasma resistente a la enfermedad azul del algodón. En lugar de insectos criados en laboratorio, utilizan un clon del mismo virus que causa la enfermedad. De esta manera, pueden estudiar los efectos y caracterizarlos. (INTA)