En el esfuerzo de lograr una matriz energética más sustentable, Argentina impuso desde 2010 un corte obligatorio de etanol en la nafta del 5% (E5). En enero de 2014 la mezcla exigida aumentó al 9% y en febrero se elevó el corte al 10%. Dos años después, en 2016, el requerimiento de mezcla de etanol en naftas fue elevado al 12% (E12), y se mantiene en ese porcentaje desde entonces. Este último incremento del 2% en el corte debió ser otorgado a la industria azucarera de etanol. La ley determina, además, que la participación de etanol de maíz y etanol de azúcar en el total deberá mantenerse en proporciones idénticas.
Según lo relevado por el Servicio Agrícola en el Exterior (FAS, por sus siglas en inglés) del USDA, la producción argentina de bioetanol se mantendría estable durante 2019, alcanzando 1.110 millones de litros. El consumo también se mantendría en valores similares a los de 2018, con una participación en las naftas de alrededor del 11,6%, en línea con la participación de los últimos dos años.
El consumo de naftas está estrechamente relacionado al nivel de actividad económica del país. El principal motor de consumo para los combustibles líquidos en Argentina son los rodados (automóviles, autobuses y camiones) y, en menor proporción, la generación de energía. La nafta continúa ganando terreno en detrimento del gasoil en el mercado local, aunque el cambio en el patrón de consumo hacia naftas con mayor corte de bioetanol y vehículos propulsados 100% a biocombustibles o electricidad es aún muy lento. Sin embargo, es precisamente allí donde reside el mayor potencial de crecimiento para el etanol, y a pesar de los rumores de una suba del corte al 15% o al 27%, actualmente no existen políticas orientadas a imponer este cambio.
La experiencia de otros países latinoamericanos como Brasil y Paraguay, donde el corte obligatorio para la nafta llega al 27%, indica que esta participación no compromete el buen funcionamiento de los automóviles. El caso brasileño es especialmente pertinente al sector de bioetanol argentino ya que ambos países tienen una flota automovilística muy similar con fabricación conjunta de numerosos modelos de autos.
La participación porcentual del bioetanol se mantiene en niveles similares desde 2017, sin embargo, el uso de la capacidad instalada ha caído desde entonces pasando del 92,5% en 2017 al 79% en 2019. El aumento de la capacidad ociosa se explica por la incorporación de cinco refinerías que incrementaron en un 16,7% la capacidad instalada nacional pero cuya habilitación no estuvo acompañada de un incentivo de demanda para el bioetanol. Por otro lado, las posibilidades de orientar al sector hacia el mercado externo son escasas en el corto plazo ya que el mercado estadounidense permanece cerrado y la Unión Europea continúa limitando la entrada del bioetanol por volumen y precio.
A consecuencia de esto, y tomando como referencia la realidad brasileña, la industria argentina también aspira a un corte obligatorio de 27% de bioetanol en naftas. Las provincias de Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires agrupadas en la “Liga de provincias bioenergéticas”, promueven la producción, uso y comercialización del bioetanol y el biodiesel. Los reclamos apuntan a aprovechar de manera más eficiente los bienes de capital instalados en el país al mismo tiempo que se mejora la sustentabilidad del transporte en Argentina, un país que depende fuertemente de los rodados en movilidad de pasajeros y comercio interno. Sin embargo, la posición del Estado Nacional de cara a la expiración del régimen promocional de biocombustibles en 2021 se orienta a flexibilizar y liberalizar este mercado, dada su imposibilidad de continuar apoyando al sector en el contexto de lograr el déficit cero.
Desde el mes de octubre de 2014 el precio del bioetanol en Argentina se diferencia según tenga su origen en la caña de acúzar o el maíz. El precio del biocombustible había sido fijado en $ 23,24 por litro en agosto, un 3% por encima del precio en pesos establecido para julio cuando el dólar cotizaba estable y el precio del maíz tendía a bajar. Sin embargo, en el mes de agosto el dólar se apreció un 25% frente al peso argentino y el valor del maíz comenzó a recuperarse, alterando consecuentemente al mercado del bioetanol de maíz. De esta forma, el precio del bioetanol de maíz para el mes de agosto medido en dólares cayó a US$ 0,44/lt, convirtiéndose así en el mínimo historico al caer por debajo del valor alcanzado en septiembre de 2018 (US$ 0,45/lt).
Además, la relación bioetanol/maíz cae a 3,58 kilos de maíz por litro de bioetanol, un ratio que se ubica muy por debajo del promedio mensual en agosto de los últimos cuatro años de 5,72 kilos por litro.
En la hoja de balance del USDA para el bioetanol utilizado como combustible en Argentina se desprende que en el período 2010-2017 la producción nacional de etanol se ha multiplicado casi ocho veces, pasando de 125 millones de litros a 1.105 M litros. Este salto productivo exponencial estuvo acompañado de un importante incremento en el corte efectivo de la nafta que pasó de 1,9% en 2010 a 11,6% en 2017, así como de un aumento del 60% en la demanda de nafta.
Desde 2017, ni el porcentaje de mezcla ni el consumo interno de nafta sufrieron cambios considerables, por lo que tampoco se percibieron mayores cambios en la producción local de bioetanol entre 2017 y 2019. En el caso del consumo de nafta, éste está estrechamente vinculado al nivel de actividad económica por lo que resulta lógico que no haya mostrado aumentos en los últimos años y que se espere una caída marginal en el consumo anual de 2019. Esta realidad hace esperar que sólo un incremento en el corte obligatorio de la nafta pueda motivar una suba en la producción de corto plazo.
En lo que refiere a comercio internacional, en junio de 2019 el Mercosur y la Unión Europea firmaron un importante acuerdo que alcanza a la comercialización del biocombustible. El acuerdo prevé exportaciones de bioetanol originado en países del Mercosur por 570 millones de litros para uso industrial sin tasas de exportación y otros 250 millones de litros para uso como combustible con una tasa a la importación mínima. Ambas medidas se implementarán gradualmente en los próximos 6 años. Los países miembro del Mercado Común del Sur negociarán las cuotas de exportación y se espera que Brasil obtenga la mayor proporción, secundado por el bioetanol argentino y el tercer lugar el paraguayo.
El USDA proyecta que la producción de bioetanol en Argentina en el año 2019 se reparta en proporciones similares entre la industria azucarera y maicera, tal como lo establece la ley desde el año 2016. En los últimos cinco años, la oferta de etanol en base a caña de azúcar se mantuvo por debajo de la producción de etanol de maíz.
Las industrias del bioetanol producido a base de caña de azúcar y a base a maíz no producen de igual modo a lo largo del año. Tal como evidencia el gráfico, la producción de bioetanol a base de maíz se mantiene mayormente constante en los distintos meses del año, ya que es posible almacenar el grano en buenas condiciones durante varios meses y así regular la actividad industrial. Un informe del INTA probó que el bioetanol de maíz reduce las emisiones de GEI (Gases de Efecto Invernadero) en un 65% en comparación con el combustible fósil. Esta eficiencia se obtiene principalmente a partir de la aplicación de la siembra directa y al buen secado que se logra del maíz en las plantas, sin la necesidad de mayor acondicionamiento post cosecha.
La producción de bioetanol a base de caña de azúcar, por su parte, tiene un período de alta producción entre mayo y noviembre, coincidente con la entrada de la cosecha de la caña de azúcar en las principales provincias productoras: Tucumán y Salta. De esta manera, gran parte del alcohol producido en los meses pico es almacenado hasta los primeros meses del año, previos a la entrada de la nueva cosecha de caña de azúcar.
En caso de incrementarse el corte E12 en naftas manteniendo la relación 50-50 para la caña de azúcar y el maíz, Argentina deberá aumentar su producción azucarera. Actualmente, el país es capaz de autoabastecer su demanda interna de azúcar, exportar azúcar y producir bioetanol para uso como combustible y en industrias. Si el corte obligatorio subiera, la producción de caña de azúcar debiese incrementarse tanto en área sembrada como en rendimientos para poder hacer frente a una mayor demanda del cultivo para combustibles. El caso en el mercado del maíz es sustancialmente diferente ya que Argentina es el cuarto productor mundial cereal y actualmente sólo el 3% de la cosecha se destina a la industria del etanol, por lo que bastaría con reasignar una mayor proporción del producto a esta industria.
Si el aumento en la demanda se diese a través del incremento del corte obligatorio en naftas, ello implicaría la coordinación de con las industrias automotrices y petroleras. Por un lado se debería conciliar con las automotrices la calibración de los motores (motores flex) y, por otro lado, se buscaría un acuerdo con las petroleras ya que parte del consumo de combustibles fósiles sería desplazado por biocombustibles.
Fuente: BCR