El Ing. Agr. Iván Lubatti, trabaja en la zona central de la provincia de Córdoba, departamento Río Segundo, donde realizan trigo en rotación, entre un 20 y 30%, dependiendo del agua almacenada que haya en el suelo, que “es lo que más miramos a la hora de hacer este cultivo”, apuntó.
El especialista explicó que “controlamos la cantidad de agua acumulada en el primer metro para, con las lluvias de primavera, poder lograr rendimientos aceptables como para obtener un margen y además usarlo como un cultivo de servicio”.
En este punto, reconoció que otra alternativa al uso como cultivo de servicio, es tenerlo como “cultivo de renta, que deje algún margen y diluya algún costo en los alquileres, porque nosotros trabajamos prácticamente todo en superficies alquiladas”.
En lo que se refiere estrictamente al manejo, Lubatti puntualizó que mayoritariamente utilizan variedades de ciclo intermedio, con fecha de siembra entre el 10 de mayo y la primera semana de junio.
Un detalle al que cada vez se le presta mayor atención es la fertilización para lograr un plus de producción, y en este sentido el asesor apuntó que “dependiendo el agua en el perfil, hacemos fertilización nitrogenada. Si tenemos agua aplicamos 50 a 100 kilos de nitrógeno, y también teniendo en cuenta el antecesor, porque hemos hecho trigo sobre maíz, y en ese caso la demanda de nitrógeno es mucho mayor”.
En el mismo orden explicó que el sistema que mejores resultados les está ofreciendo, es utilizar entre 100 y 120 kilos de arrancador (fosfato de amonio o MicroEssentials SZ) en la línea de siembra, y comentó que “este año no hay mucha agua acumulada, así que la superficie será un poco menor, entonces la idea es hacer un cultivo que genere un poco de renta, y la fertilización es una parte importante de esa renta”.
Un inconveniente que se viene repitiendo en las últimas campañas son las bajas temperaturas, “el año pasado tuvimos una helada casi a mediados de octubre que nos afectó el rendimiento en varios lotes y también ha pasado a ser un cultivo de riesgo por el clima, y eso nos hace ser un poco más precavidos en la inversión que realizamos”, razonó Lubatti.
El dato que más interesa a los productores es el nivel de rendimiento, y en este aspecto el ingeniero agrónomo comentó que “con unos 150 a 200 mm de agua almacenada y un poco de lluvia de primavera, podemos lograr entre 2.500 y 3500 kilos, algún lote puede dar 4 mil, y si el año es muy bueno, con un otoño muy húmedo y lluvias en primavera superiores a lo normal, hemos tenido lotes de hasta 5 mil kilos”.
En los campos del departamento Río Segundo no se manifiestan problemas de malezas resistentes y plagas, pero si, dependiendo del año, surgen algunas enfermedades como roya estriada y mancha amarilla en cultivares más susceptibles. Para contrarrestar este daño, el año pasado se aplicaron fungicidas, pero en un muy bajo porcentaje del total de hectáreas.
En cuanto a la pasada campaña triguera, el profesional señaló que, para los campos del centro cordobés (de Ruta 9 hacia el este y Villa María al norte), una importante zona de este último distrito fue afectada por la sequía de enero, luego se recuperaron en parte los cultivos, pero en marzo cayeron sólo 5 mm, con lo cual los rendimientos fueron por debajo de la media y en muy pocos lotes se lograron ganancias por encima de los costos.
“Prácticamente hemos tenido muy poco margen en esta zona, y más hacia el este y el oeste los rendimientos fueron mejores, pero en lo que es el departamento Río Segundo los rindes fueron por debajo de la media”, concluyó Lubatti.
Autor: Pablo Salinas