Desde diciembre del 2015 el sector agropecuario pasó a ser mirado de otra manera. Volvió a ocupar el lugar que le corresponde de “motor de la economía”. De cara a lo que viene es ineludible trabajar en la integración, solo de forma unida entre el sector privado y el público, en una completa interacción entre gobiernos municipales, provinciales y el nacional, encontraremos los caminos hacia las soluciones y el crecimiento. En esta dinámica el sector del campo juega un rol trascendental.
Hemos logrado algunos grandes avances por impulso de CRA y la buena predisposición del Gobierno nacional, como las modificaciones en materia de trazabilidad vacuna, creando un nuevo sistema superador que nos pone a todos por igual. Esto es un ejemplo cabal que el único camino es la participación activa de los privados, en este caso los productores, y una recepción consecuente de las autoridades.
Son muchos los esfuerzos que hacemos los productores agropecuarios que debemos trabajar además bajo condiciones climáticas totalmente adversas de lluvias récords, inundaciones e incendios. Todo esto deja de manifiesto además el retraso en materia de infraestructura. El sector necesita comunicaciones y conectividad, es decir condiciones para continuar trabajando. La misma AFIP nos pide que ingresemos nuestros datos por red de internet, en un contexto donde la gran mayoría de los campos continúan sin poder acceder a un tendido eléctrico.
El balance del año pasado y de lo que vamos de este 2017 nos deja una radiografía que nos preocupa: hemos quedado caros en la Argentina, con un 40% de inflación que se complementó con un dólar estancado. No queremos decir con esto que CRA esté solicitando una devaluación. Sí estamos convencidos de que es necesario rever los costos para producir en cualquier punto del país, desde la pampa húmeda hasta en las zonas donde con mucho esfuerzo tratan de progresar las llamadas economías regionales.
Argentina debe replantearse una reforma impositiva que incluya la presión que imponen los municipios, los gobiernos provinciales y la Nación porque el bolsillo del productor es el mismo para toda la presión impositiva.
Un camión que recorre cualquiera de las rutas de nuestro país, no solo va cargado de producción agropecuaria, sino que traslada una pesada carga impositiva que ronda el 60% del precio de venta. Así es inviable cualquier tipo de producción.
Hay que acelerar los tiempos para una reforma impositiva. Necesitamos que los cambios en ese sentido lleguen en el 2017 porque no podemos esperar a que se pase un nuevo ciclo productivo. Es por ese que este tema debe una política de Estado, sobre todo en este año electoral donde las miradas tenderán a volcarse principalmente hacia otro lado. No podemos esperan a que llegue el 2018 o 2019, la reforma debe hacerse a partir de hoy mismo.
La inflación pautada por el Gobierno Nacional para este 2017 es del 20-22%, que se suma a la del 40% del año pasado, lo que deja un desfasaje del 60%. Por lo tanto urge trabajar para brindarle competitividad a la producción.
Autor: Dardo Chiesa – CRA